Borrar

Todos contra Soraya

A la exvicepresidenta le apoya el aparato. Javier Arenas por las claras, Martínez Maíllo a la chita callando, Rajoy sin tenerlo que decir

CURRI VALENZUELA

Martes, 17 de julio 2018, 10:02

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Si hay alguien que tendría que ser apeado de la próxima dirección nacional del PP es quien designó el sistema de «primarias sí, pero no» por el que primero los militantes y luego los dirigentes van a elegir al sucesor de Mariano Rajoy. Quizás sea el mismo -o los mismos- que no consienten que se celebre un debate entre los dos candidatos que pelean por convertirse en líder del partido que hoy por hoy tiene más escaños que ningún otro, presos de un miedo a los usos democráticos que ha convertido este duelo en una pelea cuerpo a cuerpo entre dos personas, Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado, que se diferencian más por sus padrinos que por sus ideas.

A la ex vicepresidenta la apadrina Mariano Rajoy, según dicen quienes saben de esas cosas, pero desde las bambalinas. El aún presidente del PP dijo que no intervendría en el proceso y quizás se mantuvo neutral solo en primera instancia, cuando podía haber inclinado la balanza para ser sucedido por Alberto Nuñez Feijóo. No quiso hacerlo y así facilitó que Soraya saltara al estrado. Y una vez que todos los demás dirigentes populares con opciones se enteraron de que ella iba a aspirar al puesto, se organizaron varias candidaturas con el principal objetivo de pararle los pies a la mujer más poderosa del partido. Tanto Cospedal como García Margallo han dejado claro que de haberse presentado el presidente gallego ellos no se habrían interpuesto en su camino.

Dos cosas han quedado claras tras la primera vuelta de votación de los militantes: que Soraya ganó por muy poco en sufragios directos y que todos los demás que iban contra ella suman el 65% de quienes acudieron a votar. Así que en pura lógica Casado tendría que resultar vencedor en la segunda fase de la elección. Si los delegados simpatizantes de Cospedal y los suyos se unieran, saldría elegido de forma abrumadora. Pero no, lo tiene difícil: la segunda vuelta es la de los compromisarios elegidos nada democráticamente, con censos falseados en unas comunidades sí y otras no, electores natos por su condición de directivos nacionales y cargos locales que aspiran a ir en las listas de las próximas elecciones municipales y autonómicas y están más que sujetos a las presiones de sus dirigentes regionales.

A Soraya, está claro, le apoya el aparato. Javier Arenas por las claras, Martínez Maíllo a la chita callando, Rajoy sin tenerlo que decir. Son ellos los que han decidido que no haya debate entre los candidatos, lo cual deja claro que temen que Casado podría salir ganador de la confrontación. Más vale que los delegados lleguen al congreso sin tener una idea clara de cómo quieren gobernar el partido el uno y la otra, cuál de los dos puede tener mas opciones para sacar al PP del descenso prolongado en intención de voto que viene sufriendo en los últimos años. Y con su actitud están consiguiendo que lo que se vote el sábado es si gana Soraya o lo hacen todos los demás.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios