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SFDK ante el NKVD

La guerra por mi cuenta ·

Ante la dictadura del pensamiento único no cabe mirar a otra parte diciendo que la cosa no va con uno, ni quitarle hierro al asunto

CARLOS FLORES JUBERÍAS

Miércoles, 4 de septiembre 2019, 07:38

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Confieso que hasta hace apenas una semana ignoraba por completo la existencia de ese dúo de raperos sevillanos con nombre de partido político eslovaco denominado SFDK. Y que en base a lo que de ellos he visto y oído desde entonces, es poco probable que acaben desbancando a Simon & Garfunkel en lo más alto del ranking de mis dúos favoritos. Pero aun así, declaro solemnemente que Saturnino Rey y Óscar Sánchez, que así se llaman los muchachos, tienen en mi -como diría López Vázquez- «un admirador, un esclavo, un amigo, un siervo».

Porque -pongámonos serios ya de una vez- cuando se trata de salir al paso de la dictadura castrante del pensamiento único, de la violencia soterrada de los juicios sumarísimos, del fanatismo alienante de los programas de reeducación, no cabe aducir disquisiciones ideológicas ni preferencias estéticas. Ni mirar a otra parte con el argumento de que la cosa no va con uno; ni quitarle hierro al asunto minimizando lo ocurrido. Porque, como en su día nos advirtió el pastor Martin Niemöller -en cita normalmente atribuida a Brecht- quienes no alzaron la voz cuando depuraron a los socialdemócratas, a los sindicalistas o a los judíos porque la cosa no iba con ellos, acabaron constatando cuando les llegó su turno que «no había nadie más que pudiera protestar».

SFDK fue contratado para actuar en el festival musical BioRitme, celebrado en Vilanova de Sau. Durante su concierto, una mujer contactó con los organizadores para indicarles que «el contenido de las letras del grupo estaban [sic] hiriendo su sensibilidad» con lo que, en aplicación del protocolo prescrito para estos casos, la llamada Comisión de Género del festival se dirigió al dúo para urgirles a recibir de inmediato formación en materia de «transversalización de la perspectiva de género». Ante la negativa de éstos -que a más inri «ridiculizaron y deslegitimaron [a] la Comisión de Género del festival»- a ser aleccionados sobre la materia, la organización del festival acordó interrumpir cualquier colaboración futura con el dúo, e informar a la opinión pública de lo sucedido mediante un comunicado (al que, por cierto, pertenecen las citas literales precedentes).

Estoy seguro que la visita de la susodicha Comisión de Género daría a los componentes de SFDK mucha más vergüenza que miedo, supongo que no volver más a Vilanova de Sau traerá a estos dos sevillanos mayormente al pairo, y apuesto a que al final de todo esto su renombre como grupo habrá crecido mucho más que si nada anormal hubiera sucedido durante su concierto en BioRitme. Pero quienes tenemos por principio valorar más la intención con la que actuamos que los resultados de nuestras acciones no podemos sino entrever en este chusco episodio la sombra siniestra de esos grandes especialistas en la reeducación de los disidentes que fueron José Stalin y Lavrenti Beria, padres del NKVD, la policía política soviética. Y hasta ahí pueden llegar las bromas.

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