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El verano ha sido siempre una época propicia para las series adolescentes. Con el calor y las vacaciones las pantallas se llenaban de romances bañados por testosterona y dramas con acné que seducían a un espectador estival con las defensas más bajas. De este modo títulos como 'Sensación de vivir', 'The OC' o 'Los rompecorazones' entraban cada año cual rayos de sol en nuestras casas para entretener y dar color a los meses estivales. Todas coincidían, más o menos, en la forma (entornos paradisiacos, chicos malotes, mucha niña mona pero ninguna sola) y en el fondo (conflictos emocionales, dudas existenciales, tentaciones para evadirse de la realidad). No trataban temas baladíes pero los resolvían de un modo superficial para que así lo pareciese y el personal no se asustase ante tanta tragedia juvenil.

Este verano, de nuevo, hemos tenido serie adolescente (gracias a HBO), pero ahora sí la forma ha cambiado bastante. 'Euphoria' se desarrolla en California pero las localizaciones por las que pasean sus protagonistas no resultan idílicas, los chicos malotes terminan dando lástima y las chicas monas se embarcan en relaciones tóxicas con el fin de buscar la aceptación social. El fondo, eso sí, reincide en temas clásicos en este género como las drogas, la confusión sexual, el bullying, la incomprensión en el núcleo familiar, las intensas relaciones amorosas y las nuevas formas de socialización. Aunque esta vez no hay intención alguna de edulcorar asuntos o de evitar escenas. 'Euphoria' no esconde, no adoctrina, no reparte moralejas, no cuenta con adultos prototípicos, no pretende servir de ejemplo de nadie. Los problemas y cuitas de este grupo no difieren demasiado de los que padecieron generaciones anteriores, aunque su entorno -con la actividad digital como eje de sus vidas- ha variado sustancialmente.

Aunque pudiera parecer lo contrario la producción protagonizada por Zendaya y Hunter Schafer es hipnótica (su música, su puesta en escena, su universo ayudan a ello) y como los buenos títulos adolescentes -recordemos 'Es mi vida'- van dirigidos a un público amplio, más allá del joven. Y, claro, nos hemos dado por aludidos.

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