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SENTIDO COMÚN

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El informe de la Policía Local sobre los riesgos de la ordenanza de Tráfico constata que Valencia no es Copenhague

PACO MORENO

Lunes, 12 de noviembre 2018, 09:18

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Todavía queda para la aprobación definitiva y ni siquiera se ha expuesto al público, pese al compromiso del alcalde Ribó en septiembre de que sería en breve, pero la nueva ordenanza de Movilidad de Valencia ha abierto una fractura más en el gobierno municipal, a cuenta del informe de la Policía Local sobre la normativa y que constata, pese a quien pese, que Valencia no es Copenhague.

Ya lo advertía la Federación de Vecinos cuando el concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, presentó lo relativo a los patinetes, lo único que ha dicho de momento sobre el tema. Hay que aplicar sentido común al tráfico y la movilidad en Valencia, no imaginarse situaciones idílicas de ciudades escandinavas porque, para bien o para mal, el cap i casal es otra cosa.

Llego a esa conclusión tras una lectura rápida del informe de la Policía Local, que LAS PROVINCIAS ha ido contando puntualmente. Las dos primeras objeciones son de libro, sin matices. Si hay un carril bici en una calle, el ciclista no debe ir por la calzada, primero porque es un riesgo innecesario de accidente y segundo porque se ha reservado una parte del espacio público para este medio de transporte. La única excepción sería para mí que se encontraran con un obstáculo en el carril bici, para salir al carril colindante.

Pero donde veo más sentido común es a lo de circular en dirección contraria que el resto del tráfico en la mayor parte de la ciudad, es decir, en ciclocalles o calles de un carril por sentido. ¿Seguro que el Ayuntamiento se la quiere jugar con un seguro aumento de los atropellos? Todavía quedan muchas campañas de concienciación y educación vial antes de que los conductores tengan el cuidado necesario si se cruzan con un ciclista en dirección contraria. Pensar lo contrario es estar muy alejado de la realidad, vivir en una especie de buenismo peligroso.

Sigo con la lectura del informe con otro elemento de riesgo detectado por los expertos policiales. La prenda reflectante no debe ser recomendable, sino obligatoria. Una cinta en un tobillo puede salvar una vida. Así de sencillo es y sólo hay que darse una vuelta por la noche por Valencia para verlo. Ciclistas sin luces delanteras ni traseras, repartidores donde lo único que se ve a media distancia es el color amarillo de las mochilas, unido a la decreciente iluminación de las farolas, rozando cuando no cruzando el umbral mínimo de seguridad.

Valencia no es Copenhague y por eso las bicicletas y los patinetes eléctricos no deben ir por los túneles. Está muy bien que la vía esté señalizada, iluminada y haya recibido hasta el premio Nobel de los diseños de planta viaria, pero un viernes por la noche, cuando el tráfico se acelera de madrugada cocido por el alcohol, es absurdo plantearse un riesgo de este calibre. La Policía Local lo constata, salvo claro que haya un carril reservado para estos vehículos.

Otro artículo repleto de sentido común. Candar una bicicleta en una farola o un semáforo es un riesgo innecesario para los ciclistas, dado que están atando sus vehículos a soportes metálicos conectados a la red eléctrica. Poco más que decir, salvo estar de acuerdo en que el plazo autorizado de siete días en el mobiliario urbano es excesivo y perjudica a los peatones.

La siguiente objeción es más grave. La autorización para llevar remolques con personas, menores de edad se entiende por el peso máximo permitido, es jugarse otra vez a una carta la seguridad de las personas. Queda muy 'cool' lo del niño en su cabina arrastrado por el padre o la madre, pero no me cuadra esa imagen con las situaciones diarias que se producen en Valencia. Una vez más, falta un tiempo prudente para que se conciencie la población de un tipo de transporte beneficioso y ecológico, eso no lo duda nadie, pero con más riesgos a día de hoy.

Los vehículos de movilidad personal avanzan más rápido que las normativas, por lo que conviene establecer prohibiciones para los 'camuflados', como se indica en el informe acerca de los que tienen un motor superior al permitido. Ojo también con que no se precise la tasa de alcohol determinada y permitida para llevar un patinete. No es ninguna broma y puede generar una lluvia de demandas de aseguradoras.

Por último, otra aportación de sentido común. La incorporación de bicicletas y patinetes al tráfico obliga a que estén identificados. Si no se quiere colocar una matrícula por los impuestos que penalizaría a este transporte alternativo, al menos un código QR para facilitar el trabajo policial en caso de accidente. Si son el futuro, debe ser con todas las consecuencias.

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