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Seis lamentos y un suspiro

Siempre señalando al discrepante como cómplice del genocidio cultural valenciano

BRUNO FERNÁNDEZ TERRASA

Martes, 6 de abril 2021, 07:44

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Denuncia la dirigente oriolana del PPCV, Eva Ortiz, que los responsables de las redes sociales de À punt han consentido la publicación de unos «mensajes de odio» dirigidos a los ciudadanos del sur de la provincia de Alicante que se manifestaron días atrás contra la imposición del «valenciano» -sí, entrecomillémoslo siempre, pues, desbrozadas las zarandajas, no es valenciano-, ahora como requisito inexcusable para acceder a un puesto en la administración local o autonómica. Y lo hacen porque, básicamente, están de acuerdo con aquellos que, como sosias lastimosos de sus prometeos catalanes, llaman «ñordos» o «colonos» a sus propios paisanos y que creen, por ignorantes y merluzos en salmuera, que Villena o Siete Aguas son poblaciones como Badalona, llenas de «xarnegos» llegados en los años sesenta para trabajar como porteros y chachas en los edificios de la alta burguesía. Han consentido porque son parte de la maquinaria del proceso de catalanización de la sociedad valenciana. Para colmo, sufragados con los impuestos abonados por esos mismos a los que condenan simbólicamente al destierro a Murcia o Castilla.

Siempre tragando con su irracionalidad. Siempre mirando hacia otro lado ante la ensoñación de que en las ciudades de Alicante o Valencia se habla mayoritariamente la «llengua pròpia» para justificar la supresión del español en la señalética y el callejero y la alteración del carácter más puramente alicantino y valentino. Siempre abusando de no sé qué complejos franquistas o castellanistas. Siempre señalando al discrepante como cómplice del genocidio cultural valenciano en el malabar goebbeliano de imputar el delito de comisión propia al adversario político que se pretende destruir; invasores con las cinchas blancas cruzadas sobre el pecho acusando de botiflers a los que hacen exaltación de la singularidad valenciana. Es ahora que escucho y leo editoriales de importantes medios de comunicación denunciando la deriva totalitaria del gobierno autonómico catalanista. A buenas horas acuden los miembros de la Santa Hermandad con sus mangas verdes, la cara lívida y la respiración convertida en resuello de potranco. Bienvenidos. La furia legislativa se ha desatado y cuando surge una oposición ardorosa, parece demasiado tarde: todo el poder institucional a merced del sucursalismo mientras el estatutarismo pastueño envía a sus líderes carismáticos más allá del embalse de Contreras.

Ay, chiqueta meua, cuando las dos Valencias, la castellanohablante y la valencianohablante, identifiquen por fin la amenaza y los intereses comunes y actúen al unísono... Ay, chiqueta.

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