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SANTOS EN ZAPATILLAS

SANTOS EN ZAPATILLAS

VICENTA RODRÍGUEZ

Lunes, 5 de noviembre 2018, 08:55

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Pasados los días de vorágine en los cementerios, el trajín con las flores y la chiquillería jugando a esas patochadas con fantasmas; vamos a reconocer en los barrios a nuestros 'santos en zapatillas', esas buenas gentes con las que nos cruzamos y que no están en las hornacinas de los templos, aunque sus vidas son un modelo de santidad.

Ciertas mañanas llega al mostrador de la secretaría del colegio, para pagar la comida de su bisnieto, porque la beca no cubre todo el mes, viven nueve, sin trabajo, en su casa, a cargo de su escasa pensión, realiza cada día el milagro de los panes y los peces. Al doblar la esquina me encuentro con una señora en silla de ruedas, cada día se santifica al tener que moverse por Valencia y tratar de sortear patines y bicicletas, que circulan por dónde quieren y a velocidades de atropello seguro. Santas personas con discapacidad.

En algunos pueblos encontramos a esos maestros, que enseñan con ternura, varias materias a pocos niños y en el mismo aula. Centros rurales que se niegan a desaparecer y que ensanchan posibilidades de futuro a la infancia. Tras las ventanas hospitalarias, santos anónimos que mantienen la esperanza y sonríen a los enfermos mientras los líquidos queman las venas y matan esas bacterias locas.

Escuchamos a esos extrovertidos que comparten su vida familiar con todo el vagón de tren, a través de la conversación con el móvil. Está bien, porque ayuda a comprender que los pecados de los parientes son más comunes que lo que pensamos y en todas las familias cuecen habas...

Hasta que las termitas no terminen con el confesionario, el párroco anciano, no se cansa de sentarse cada tarde, haga frío o calor, y espera que alguien llegue para charlar un rato y descubrir ¡cuánto de lo divino se esconde en el corazón humano!

A fuerza de simpatía y disponibilidad, los funcionarios se van sacudiendo el sambenito de la mala fama, se adivina su santidad, al explicar tras la ventanilla, una y otra vez, cómo funciona la máquina para el registro de los documentos.

Oiga y ¿entre los políticos no hay santos? Muchos no se encuentran, pero es de agradecer que con su torpe gestión, nos ayudan a crecer en paciencia y a desarrollar la misericordia, ellos no, pero nosotros sí que llegamos a ser 'santos en zapatillas'.

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