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Urgente Cae parte de un árbol en la esquina de Poeta Querol con Libreros

SANTINO

ESTHER ASPERILLA

Viernes, 22 de noviembre 2019, 07:50

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Santino es un chimpancé que vive en el zoo de Furuvik, Estocolmo. Desde hace unos años sus cuidadores se vienen percatando de que el animal ha desarrollado la afición de arrojar piedras a los visitantes que se le acercan. Hasta ahí todo normal. Forma parte de la conducta de los primates. Cuando están enfadados tienden a tirar al objeto de su enfado lo primero que tienen a mano. Pero el caso de Santino reviste una peculiaridad que lo hace especial y es que él se dedica a reunir proyectiles con antelación e incluso se hace el despistado, sin mostrar signos de agresividad, hasta que sus objetivos (los visitantes del zoo y los guías) se ponen a tiro y entonces ¡zas!, los acribilla.

Pero eso no es lo más sorprendente. Cuando la gente aprendió lo que el mono hacía y su táctica dejó de darle resultado, Santino elaboró una estrategia aún más compleja. Comenzó a esconder las piedras en balas de paja o dentro del tronco de los árboles para que no estuviesen visibles y así despistar a sus víctimas. Lo interesante del caso de Santino es que su mala leche apunta a la posibilidad de que exista un cierto grado de planificación, es decir, que el chimpancé conozca o tenga alguna conciencia de la existencia del futuro y lo planee.

La historia de Santino la narra de manera soberbia el historiador y escritor israelí Yuval Noa Harari en su libro 'Homo Deus', aunque él parece inclinarse en cierta medida por lo que los científicos más escépticos creen: que la conducta de Santino se debe más bien a un algoritmo o programación no consciente, parecida a la de una ardilla que acumula nueces para el invierno aunque no haya vivido aún ninguno o a la de un ave que migra por primera vez sin saber a ciencia cierta a donde va.

Yo, la verdad, no tengo ni idea, aunque ante la reciente proliferación de «Santinos» en redes sociales y en algunas calles con todo su arsenal a punto y dispuestos a lanzar piedras contra quienes les cabreen o simplemente les lleven la contraria cabe preguntarse ¿sabe Santino lo que hace?, ¿y los humanos?, ¿sabemos acaso los humanos lo que hacemos?

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