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EL SALER TAMBIÉN ESTÁ EN LA UVI

EL SALER TAMBIÉN ESTÁ EN LA UVI

Cap i casal ·

Las playas de la Albufera son el ejemplo de un litoral incapaz de contener la erosión y el perfil de hace unas décadas

Paco Moreno

Valencia

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Lunes, 14 de octubre 2019, 10:37

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En el proyecto de regeneración de las playas de El Saler y la Garrofera, que estuvo en exposición al público este verano, la palabra «puerto» aparece 109 veces en el documento, por lo que huelga dar cualquier explicación de la influencia de los muelles en el litoral de la Albufera. La tuvo y la tiene, como en las dos fotografías que publicó este periódico de la Casbah donde se aprecia la desaparición paulatina de la arena.

A partir de esa circunstancia sobrevenida, porque es obvio que el puerto ya no puede retroceder, toca hacer los deberes para recuperarla. Dice la directora del parque natural que la Albufera «está en la UVI», a lo que añado que la parte de fuera, la que da al mar, va camino de ello o ya está.

Los vecinos de la Casbah y del resto de la Devesa se han hartado de repetirlo. La playa desaparece y parece que a nadie le importa. La excepción fue el muro de contención que construyó el Ayuntamiento hace unos años, una vez que el anterior se había venido abajo con socavones donde cabía un coche. La realidad es que aquello es tan parte de Valencia como el resto de sus calles.

El proyecto tiene ya presupuesto y sale por 28,5 millones de euros, más o menos siete veces el robo a la EMT de cuatro millones por el que todavía no se ha producido ninguna dimisión del concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, ni del gerente, Josep Enric García, aunque hayan pasado demasiados días desde la difusión retardada de la gran estafa. Pero como dice la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, si roban un cuadro en palacio no es culpa del máximo responsable, sobre todo si es de Compromís, añado yo. Tiempo habrá para desentrañar todos los controles que fallaron en la seguridad del dinero público y la responsabilidad que debe asumir cada uno. De momento, lo de que el edil esté en la comisión de investigación no pinta nada bien.

De las playas de la Albufera, que es lo que ahora ocupa este espacio, hay mucho más que la mera regeneración del litoral, una tarea que debe acometer el Ministerio de Transición Ecológica con la máxima urgencia. Unos metros atrás viven vecinos y desde hace mucho tiempo, por lo que no cabe ignorarlos. Vale que los apartamentos se hicieron en una época en la que la maqueta de la urbanización de El Saler se vio con un cubata en la mano y un cigarrillo en la otra (he visto las fotos en el archivo de LAS PROVINCIAS, créanme), pero el caso es que las torres están ahí y seguirán durante mucho tiempo.

Parece que poco a poco, con sacacorchos, se escuchan sus reivindicaciones, tan sencillas como farolas para no tener que ir de la parada del autobús a casa con una linterna encendida, así como que de vez en cuando se pase la contrata para parchear la calzada y quitar baches.

El exhaustivo proyecto de la Demarcación de Costas habla de volver la línea de arena a como estaba en 1965, con 70 metros de sección de arena, es decir, de anchura. Muy ambicioso parece pero habrá que hacer caso a los expertos. ¿Durará? También habrá que cruzar los dedos y ver si los vecinos tienen al final razón, a saber, que sólo con escolleras y arrecifes artificiales se pueden retener todos los aportes.

El invitado a esta fiesta es el proyecto de reforma de la carretera CV-500. De momento, el estudio de paisaje ha conseguido dejar con los ojos en blanco a los hoteleros de El Palmar, El Perellonet y El Perelló. Una autovía convertida en un bulevar, carriles compartidos por el tráfico de vehículos y las bicicletas, incluso los viandantes en uno de los tramos, el que va a la segunda pedanía. Una Arcadia feliz, un lugar virtual donde no se han tenido en cuenta las necesidades de los vecinos. Me gustaría vivir allí para poder alegar algo así como que bien, perfecto, oka a todo, pero si hasta la plaza del Ayuntamiento poner un servicio de helicópteros o un metro, lo que prefieran. El resto es inviable. El próximo día 15, el alcalde Juan Botella ha convocado una asamblea para unificar el rechazo que se presume interesante.

Igual que este jueves, cuando representantes de ocho asociaciones entreguen un escrito en el Ayuntamiento para pedir al alcalde Ribó que los problemas en el Marítimo están muy lejos de solucionarse. Por mucho que diga la propaganda habitual y el optimismo de una lluvia de millones que no acaba de tranquilizar a los vecinos. La Administración pública tiene recursos para hacerlo mucho mejor que en los últimos cuatro años, sólo hace falta que se pongan de acuerdo.

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