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ROSA BELMONTE
Lunes, 5 de febrero 2018, 10:33
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Según Voltaire, el progreso del mundo dependía de la capacidad de los gobernantes para enfrentarse a los prejuicios del populacho. Pero hoy a los gobernantes (o futuros gobernantes) hay que votarlos. Por ejemplo, a Ciudadanos, gran esperanza blanca de muchos y gran amenaza naranja de otros. A Arrimadas le afean no querer ir a la manifestación feminista del 8 de marzo. Patricia Reyes ha salido en su ayuda: «Algunas somos feministas pero no comunistas» (la convocatoria se opone «al orden patriarcal, racista, capitalista y depredador con el medio ambiente»). Cs ha cambiado en cuanto a la prisión permanente revisable después de las críticas a su abstención cuando el PNV propuso derogarla. Y lo peor, llega la peregrina idea del PSOE para la reforma de la ley de Memoria Histórica (con Comisión de la Verdad y sanciones). Otra trampa para ratones anaranjados. Si se oponen, el populacho los llamará fachas. Es otra de las 12 pruebas de Rivérix.
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