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Presupuestos y estabilidad

ANTONIO PAPELL

Martes, 15 de enero 2019, 11:16

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El viernes, el Gobierno aprobó el proyecto de presupuestos generales del Estado para 2019, con algunas novedades progresistas aunque con posibilidades muy limitadas de prosperar. La aprobación de estas cuentas, que necesitaría los votos improbables de los soberanistas tras haberse tenido que sujetar al techo de gasto de los presupuestos anteriores porque así lo ha querido el PP que controla el Senado, estabilizaría sin embargo al gobierno y la situación general del país, posibilitando en buena medida la conclusión de la actual legislatura, cuyo cuatrienio concluye en junio de 2020. Como es bien conocido, las formaciones conservadoras, PP y Cs, no están en absoluto dispuestas a facilitar semejante designio. Como se sabe, el PP, que se vio desalojado del poder por una exitosa moción de censura encaminada a sancionar la corrupción del partido, considera poco menos que ilegítimo el actual gobierno, en tanto Ciudadanos, que intentó formar una coalición con el PSOE después de las elecciones de diciembre de 2015 (frustrada por Podemos), abomina ahora a Sánchez y le exige también elecciones cuanto antes.

Sucede sin embargo que unas elecciones generales en este momento, o en conjunción con las territoriales y europeas de mayo, generaría graves riesgos que probablemente convenga obviar. Estamos a punto de embarcarnos en el largo proceso judicial del 1-O, cuya vista oral arranca este mismo mes, mientras en Cataluña se mantiene una inquietante inestabilidad, con la Generalitat paralizada, las dos grandes opciones nacionalistas enfrentadas entre sí y divididas internamente, grupos organizados dispuestos a la algarada callejera y toda la carga de épica malsana que derrochan los 'exiliados' dispuestos a mantenerse en el martirologio y a hacer derroche permanente de populismo. El gobierno, que muestra deseos creíbles y plausibles de entrar en diálogo con el soberanismo, no encuentra apenas receptividad, y todo indica que cualquier solución negociada del conflicto será muy difícil (la derecha, quiere directamente aplicar de nuevo, y por largo tiempo, el artículo 155, lo que supondría el incendio de Cataluña -con la adhesión de los no soberanistas a la repulsa- y la irreversibilidad del conflicto durante largo tiempo o para siempre).

Si unas elecciones en esa primera mitad de 2019 garantizaran el advenimiento de una fórmula estatal de estabilidad, podría valer la pena intentar el experimento, ya que el gobierno Sánchez tiene, es evidente, escaso apoyo objetivo y por lo tanto adolece de una gran debilidad. Pero ya vimos en 2015 y en 2016 lo que cuesta formar gobierno en el modelo tetrapartito, que se ha convertido en pentapartito con la llegada de Vox. Si Sánchez tiene hoy escasa capacidad de maniobra, al menos posee sus facultades constitucionales intactas y no está sujeto a las constricciones que afectan a los presidentes 'en funciones'.

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