Borrar

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El poder valenciano, ese mito, sigue sin cuajar en Madrid. En la capital, ciertamente, es difícil que fragüe más poder que el propio, pero sí es cierto que algunas regiones del país han logrado imponerse como un lobby, algo que no es el caso de la Comunitat. Los canarios, mismamente, por no hablar de los vascos o los catalanes. En su momento, con el PSOE de González y Guerra, los andaluces, que estrenaron un AVE que aquí tardó en llegar la intemerata. Cada uno, su afán. El de la Generalitat, desde hace una década, al menos, y se dice pronto, es la financiación autonómica. Se nos reconoce a pan y agua. No está mal. Se sabe que somos los más desgraciados en materia de financiación. Vale ¿y?

Pues nada.

Dio igual que en Moncloa estuviera el PP que estuviera el PSOE. Ha dado igual que en el Palau de la Generalitat estuvieran populares y socialistas, en connivencia con compañeros de partido o enfrentados. Tampoco varía la cosa cuando el Consell es una combinación de fuerzas. Ni de derechas (PP y UV) ni de izquierdas (PSPV, Compromís y Podemos). Por todo esto, es difícil que el anhelado 'poder valenciano' pase más allá de un deseo que no cuaja.

Ahora, el PSPV se afana en ensalzar el poder de influencia en Madrid de su líder. ¿Alguien escuchó, cuando Sánchez, Iglesias y sus respectivos enviados a negociar, una palabra vinculada a la financiación de las autonomías cuando socialistas y podemistas se repartieron galletazos en los pocos pero intensos días en que se vieron las caritas? Los candidatos presidenciales sólo se acuerdan de los ciudadanos dependientes de los servicios (básicos) transferidos a los gobiernos autonómicos cuando truena. Es decir, cuando llegan elecciones. Pasó cuando Montoro vino a Valencia a anunciar una inyección de FLA. Pasa ahora, cuando Sánchez y sus ministros desbloquean el dinero que durante meses era imposible repartir, y ahora enviarán con fanfarrias. Es difícil sostener que los líderes políticos valencianos pintan algo en Madrid cuando, a la hora de debatir quién se queda con el poder, la financiación autonómica cuenta con una presencia de un par de segundos en los debates entre los candidatos. La infrafinanciación es el alfa y el omega de la política valenciana durante la última década, tiempo durante el cual la derecha y la izquierda ha ocupado los principales sillones aquí y allí. Y no se ha resuelto. Y tampoco hay prisa alguna para que se resuelva, según demostró Sánchez en cuanto llegó a la Moncloa y, también, cuando opta a repetir como presidente del Gobierno. ¿Si nuestro tema favorito no está ni en la lista de los asuntos de interés para los líderes de los partidos a nivel nacional, de qué power estamos hablando?

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios