Borrar
Lotería La Lotería Nacional de este jueves riega Valencia con miles de euros: cae parte del primer premio y el segundo íntegro

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Una persona joven o de mediana edad que habitualmente utilice la bicicleta o el patinete para desplazarse por Valencia no tendrá mayores problemas cuando a partir del próximo 20 de marzo se corte al tráfico la plaza del Ayuntamiento. No tendrá problemas porque básicamente podrá seguir haciendo lo mismo que ahora, es decir, la ley de la selva, la anarquía más absoluta, ahora voy por el carril bici, ahora por la acera, ahora por la cazada, ahora en contra dirección... Ahora bien, las personas mayores que usan habitualmente los autobuses de la EMT, o los minusválidos, o las mamás o papás con el cochecito del bebé, o los que cargan con el carro de la compra, o los ancianos que llevan un andador, si quieren llegar hasta la plaza tendrán que realizar un transbordo en la de la Reina, con lo que eso supone para todos esos colectivos que podríamos incluir dentro de la categoría de movilidad reducida. No hay más que viajar cualquier día en un autobús urbano para constatar el esfuerzo que para estas personas representa acceder al vehículo, moverse por su interior, acomodarse en un asiento y bajar del mismo cuando llega su parada, para concluir que el transbordo es para ellos un engorro, una complicación, una mala noticia. Y todo por no dejar un carril libre en la plaza para la circulación no de los coches particulares sino del transporte público, la alternativa más rápida y ecológica de desplazarse para todo tipo de personas. ¿Cuál es el problema, por qué esta falta de sensibilidad hacia buena parte de la población valenciana? El problema es que ni el presidente de la EMT, el concejal Giuseppe Grezzi, ni el jefe que lo protege, mantiene y alienta, Joan Ribó, son usuarios habituales de la EMT, por lo que no conocen de primera mano cómo funciona y cuáles son sus principales deficiencias. Eso, en lo concreto. A un nivel más general, el tipo de electorado que apoya a Compromís (estudiantes, funcionarios, profesores...) determina las prioridades de sus políticas, tanto en el Ayuntamiento de Valencia como en la Generalitat, y marcan su agenda. La reciente obsesión ecologista que no ofrece alternativa es tan acusada como el olvido de la dependencia. Jóvenes frente a mayores. En Valencia es continua la programación de actividades lúdicas y festivas, con conciertos al aire libre incluidos, que tienen un claro objetivo de cuidar a los futuros votantes, de presentarles una ciudad enrollada en la que la diversión está no sólo garantizada sino promocionada por el mismo ayuntamiento. Al parecer, el lema electoral que aseguraba que venían a rescatar personas se refería -aparte de cargos públicos, militantes, amigos y familiares del partido- exclusivamente a los jóvenes, no así a los mayores, a los que se desatiende al verlos como rehenes del PP o del PSOE.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios