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Hasta ahora nos habían vendido como ventajas para vivir en Noruega, que es uno de los lugares más pacíficos del mundo, que la esperanza de vida de su población supera los 80 años, que el gobierno ofrece numerosas ayudas a las familias que desean tener hijos, que se apuesta de verdad por la conciliación laboral, que sus niveles educativos son altísimos y que sus servicios públicos están considerados entre los más completos del planeta. Al margen de eso habría que considerar también (como un plus) la belleza de sus parajes (desde los fiordos hasta los impresionantes acantilados, pasando por sus asombrosos bosques) y la de sus propios habitantes, que eso nunca está de más. Es verdad que el clima podría echar atrás a más de uno, pero los que viven allí le miran el lado positivo y aseguran que el suyo es uno de las pocas zonas en que se disfruta de todas las estaciones del año. Vale, lo compramos.

Por si todas estas razones no fuesen suficientes ayer nos enteramos de una más: Terje Moe Gustavsen, un exministro de transporte que ahora dirige la Administración de Carreteras Públicas, envió un comunicado titulado así: «No al sexo en las rotondas». El informe pedía a los jóvenes que evitasen correr desnudos por los puentes, así como practicar sexo en las rotondas, que por lo visto debe de ser algo típico allí. «Todos entienden que estar dentro y alrededor de las rotondas supone un peligro para el tráfico», decía la comunicación. «Quizás no sea tan peligroso para alguien estar sin ropa en un puente, pero los conductores pueden llevarse una gran sorpresa y olvidar por completo de que están al volante», agregaba.

Creerá el lector que me fijo en esta noticia y la valoro porque yo tengo especial interés en el sexo rotondil, pero no es ese el motivo por el que me llama la atención. Lo que yo aprecio -porque soy un superficial- es el excelente sentido del humor del que gozan los mandatarios noruegos y que sus preocupaciones sean dónde se quita la ropa la gente o qué lugares escogen para desfogarse. Cualquiera diría que el texto lo han escrito los del mundotoday nórdico (si existe), pero no, ha sido un dirigente preocupado por los rituales festivos que se desarrollan durante el periodo anual de postgraduación, que se conoce como 'Russ'.

Y mientras tanto aquí, nuestros dirigentes andan a otros asuntos, mucho más aburridos la verdad, buscando la manera de escurrir sus bultos, de tapar los de los suyos y de exagerar el resto, así como de retener a toda costa las parcelas de poder. Renunciando a lo que nadie pide y aferrándose a mentiras que no dan más de sí. Y puestos a hablar a mí me divertirían mucho más los debates en torno a dónde fornicar o no, que los generados por las trampas de una presidenta para ocultar un curriculum que había adornado más de la cuenta. Cuántos másteres nos faltan por aprobar en estos lares sobre lo realmente importante. Y lo realmente importante, como todo el mundo sabe, son las rotondas.

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