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Nunca fueron 800.000

Ni el PP tenía tantos militantes ni a las manifestaciones va tanta gente ni en Fallas visitan Valencia tantos turistas

Pablo Salazar

Valencia

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Domingo, 1 de julio 2018, 10:30

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Tomo prestada la idea del título para este artículo de otro que escribió Álex Grijelmo en El País, 'Nunca hubo un millón', destinado a desmontar con datos y medidas exactas las cifras de asistencia a las manifestaciones. No, nunca hubo un millón, ni cuando la gente salió en masa a protestar después del intento de golpe de Estado del 23-F ni después del asesinato de Miguel Ángel Blanco a manos de ETA. Tampoco había medio millón de valencianos reclamando «llibertat, amnistia y estatut d'autonomia» ni, años después, «agua para todos». Y mucho menos un millón y medio de catalanes en una Diada o una cifra similar de también catalanes defendiendo la españolidad de Cataluña. Un día alguien dijo que el Partido Popular tenía más de 800.000 militantes y desde entonces quedó instalado en el imaginario colectivo como verdad incuestionable, axioma irrefutable. En el fondo, todos sabíamos que era mentira, que en un país individualista y de escasa cultura política como España era imposible que un partido alcanzara semejante cifra de afiliación. Pero daba igual, si lo había dicho un dirigente popular iba a misa, nunca mejor (o peor) dicho. El tiempo se ha encargado de demostrar la falsedad, la exageración, lo hinchado de un censo que a la hora de la verdad se ha visto que es muy inferior, que no llega a los 100.000, al igual que las herramientas informáticas permiten conocer con más o menos exactitud cuántas personas han acudido a una manifestación o a una concentración reivindicativa. Tantos metros de largo por tantos de ancho igual a tantos metros cuadrados. El máximo por metro cuadrado son cuatro personas, pero eso sería si fueran todos apretujados. Si caminan dispersos se va bajando la ratio. Se verá entonces que de un millón nada, que apenas superan los cien mil. Y los 500.000 se quedan en 40.000. Y así sucesivamente. Tampoco en Fallas visitan Valencia un millón de turistas, como absurdamente nos informan agencias de turismo y organismos públicos y privados. Imposible, no hay plazas hoteleras para tantos, ni con apartamentos y campings. Ni para la décima parte. Otra cosa es que entre los que vienen en avión, en coche (desde Noruega o desde Mislata) y en tren (desde Bilbao o desde Gandia) sumen un millón, pero eso no son todos turistas, ahí están desde el extranjero que se pasa una semana en Valencia hasta el habitante del área metropolitana que viene todos los días a ver la mascletà y al que las estadísticas lo contabilizan veinte veces. La sociedad líquida parece exigir cifras no menos líquidas, facilonas pero mentirosas, que se nos escapan entre los dedos, como aquella lista de espera de 8.000 o 10.000 aficionados que aseguraba atesorar el Valencia CF y que justificaba la construcción de un nuevo estadio porque Mestalla se había quedado pequeño. Contabilidad de artificio y sin ninguna solidez para una etapa de la historia no menos endeble.

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