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En un camión de mudanzas. Teo, que sufre obesidad mórbida, fue trasladado a su casa desde el Hospital de Manises en un camión de mudanzas. Es cierto que su caso es excepcional, que las ambulancias convencionales no son adecuadas y que las camillas de uso frecuente no están diseñadas para personas en su situación, pero llama la atención que un hospital con una unidad especializada en cirugía de la obesidad no encuentre otra forma de trasladar a un paciente de casi 400 kilos que un camión de mudanzas, en pleno mes de agosto, con un ventilador.

También hay que reconocer que la humillación que, comprensiblemente, siente y a la que apela la familia para denunciar al hospital y a la conselleria de Sanidad, no se ve paliada por la exhibición pública de su imagen y sus datos personales. Es cierto que su caso puede ayudar a denunciar la realidad de estos pacientes y exigir medios especializados en su tratamiento tanto en recintos hospitalarios como domiciliarios, pero cabe preguntarse si es legítimo utilizar el sufrimiento de una persona para pedir recursos públicos. Aunque sean para él. Y aunque sea su propia familia quien lo haga. O quizás por eso. La intervención de Carmen Flores, la Defensora del Paciente, es, pues, una buena ocasión para abstraerse de las emociones propias de su entorno y ofrecer información de esta realidad, sus reclamaciones y los fallos del sistema sanitario, si los hay. La petición de destituciones por parte de Flores apunta a que sí. Es el momento de abrir una investigación y saber si es cierto que no se actuó bien y quién es responsable del «esperpéntico espectáculo circense», como la Defensora lo califica. Dice la hermana de Teo que es buena persona y no se merece esto. Nadie merece un mal trato. Sea como sea. Eso es sanidad universal y de calidad.

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