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Moreno Barberá y el campus de Blasco Ibáñez

Moreno Barberá y el campus de Blasco Ibáñez

JAVIER DOMÍNGUEZ RODRIGO ARQUITECTO

Domingo, 28 de enero 2018, 10:00

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El Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia, fiel a su defensa de la cultura y del patrimonio, acoge en su sede durante el próximo mes de febrero la exposición 'Fernando Moreno Barberá. 1913-1998', de la que tengo el privilegio de ser Comisario junto a mi compañero Málek Murad Mateu. Dedicada a la figura de uno de los mejores representantes de la tercera generación hispana del movimiento moderno, permite reafirmar la vigencia y calidad conceptual de la abundante arquitectura para la enseñanza (Santiago de Compostela, Córdoba, Málaga, Madrid, Cheste...) nacida de su mano.

La muestra se alimenta básicamente del Fondo Moreno Barberá del Archivo Histórico -ICARO- del Colegio, legado generosamente por su hijo Fernando Moreno-Barberá von Hartenstein -2001-. Gracias a ello el cap i casal es depositario de una magnífica colección de planos, fotografías y dibujos de una de las más relevantes personalidades de la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XX. La donación pone de relieve la especial vinculación de su progenitor con Valencia, en la que su primo Miguel Colomina Barberá (1915-1994), director de la Escuela de Arquitectura y maestro para muchas generaciones de estudiantes, alcanza un gran prestigio profesional.

Muchos estudiosos atribuyen la dilación en el justo reconocimiento del arquitecto por parte de la crítica especializada tanto a su escaso interés por compartir sus planteamientos, mediante conferencias o publicaciones, como a que nunca gozara del favor de un fotógrafo oficial para su obra.

Su escasa presencia en la docencia universitaria indica su preferencia por el papel de planificador implicado en la tarea de reconstrucción física de la nación, frente a la del educador comprometido con la formación de las futuras generaciones. Afortunadamente la ausencia de un cronista gráfico propio se suple con la abundante fotografía de Juan Miguel Pando Barrero, cuyo fondo documental se integra desde 2003 en el Instituto del Patrimonio Cultural de España. La selección de imágenes que se recogen en la exposición contextualiza una arquitectura que habla por sí misma explicitando nítidamente los sobrios atributos funcionales, compositivos y edilicios de la modernidad.

Además, la capital del Turia tiene la fortuna de albergar algunas de sus construcciones más significativas, como la Facultad de Derecho (1956-1959), la de Filosofía y Letras (1960-1970), los Laboratorios de la Facultad de Ciencias (1960-1967) y la Escuela de Ingenieros Agrónomos, incluidas todas ellas en el registro internacional Do.co.mo.mo.

Estos pabellones docentes del primigenio Campus del Paseo al Mar testimonian el discurso moderno de Moreno Barberá que, formándose en Alemania con el profesor Schmitthenner, había aprendido en Berlín con Paul Bonatz un estilo de trabajo -Arbeitsstil- y los principios del funcionalismo.

Enriquecidos más tarde tras viajar a Estados Unidos y conocer personalmente al director del M.I.T. Mies van der Rohe y a Richard Neutra dibuja para Valencia uno de los episodios más brillantes del Estilo Internacional.

La influencia americana en la ordenación del conjunto resulta patente tanto en el tratamiento paisajístico de los espacios exteriores y de los patios, como en el recurso a criterios visuales para la composición volumétrica.

La exquisita claridad y contundencia formal revelan la extraordinaria correspondencia entre la traza estructural y el complejo programa de necesidades curriculares (aularios, departamentos, paraninfo...). La sutil articulación de los diferentes pabellones, la planta libre, el control de la espacialidad e iluminación interior (dobles alturas...) y la destreza en la materialidad: seriación, hormigón visto, marquesinas, murales, pieles de vidrio, brise soleil corbuserianos... dan como resultado una arquitectura excepcional.

En toda la obra de Barberá se percibe el rigor de su herencia alemana (objetivos sociales, ciudad jardín, racionalismo...), que queda patente en los numerosos edificios que realiza para el Instituto Nacional de la Vivienda, para la Obra Sindical del Hogar -OSHA- y para el Ministerio de Educación. Es pionero entre los arquitectos españoles de su generación, a los que muestra el camino a seguir para tener presencia en el mercado exterior compitiendo con las grandes firmas americanas y europeas. Su experiencia en megaproyectos educativos se plasma con éxito en su Ciudad Universitaria de Kuwait (1973-1978) o en su segundo puesto en el concurso para la Jordan University of Science and Technology Yarmouk University en Irbid (1974), que se adjudica al japonés y Premio Pritzker Kenzo Tange.

Su biografía, cimentada en una sólida carrera profesional, revela una brillante personalidad adelantada a su tiempo, comprometida con su entorno, profundamente abierta al intercambio y extraordinariamente resolutiva. De ahí que la exposición reivindique la bondad de su obra, poniendo especial énfasis en las construcciones del campus de Blasco Ibáñez, que insuficientemente valoradas se han visto absurdamente perjudicadas por excesos volumétricos en detrimento de sus originales espacios verdes.

Porque la arquitectura valenciana de Moreno Barberá resulta esencial para la conformación de la identidad de la ciudad en el marco de la modernidad, contribuyendo decisivamente a la proyección internacional de una nueva y renovada metrópoli, guiada por la diestra mano de uno de los grandes maestros del siglo XX.

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