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Místico esperpento

HISTORIA, TRADICIÓN ·

Mª ÁNGELES ARAZO

Miércoles, 26 de febrero 2020, 08:00

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No sólo a los ahorcados se les dejaba colgando en la plaza del Mercado, para que sirvieran de escarmiento y la buena gente rezara por ellos, sino que como llegaban a estar bastante tiempo, la Cofradía de la Virgen hizo todo lo posible para depositar sus restos en el cementerio junto al barranco del Carraixet.

Hasta aquí todo normal, mas como siempre nos extremamos, dispusieron que, para conmemorar tal acción, el 24 de febrero se convocara a todos los pobres de la provincia a dicho cementerio y se elevara una súplica comunitaria por los desgraciados.

Del mencionado cementerio el tiempo respetó la ermita de la Mare de Déu dels Desamparats, construida en 1447, que ha sufrido diversas reformas pero permanece con la evocación ritual. Las crónicas no hablan de los misereres y letanías, pero sí detallan que se reunían los mendigos para celebrar la comida hasta que se hartasen, ya que después tenían que emprender la procesión portando hachones y cruces y dar sepultura definitiva.

La información sobre tan místico esperpento se la debo al libro de Miguel Ángel Catalá Gorgues 'El Cementerio General de Valencia', en el que profundizó extensamente como investigador. Mas la casualidad quiso que andando también en celebraciones de santos, coincidió que el 24 de febrero se conmemora San Matías, que viene a recordarnos que «entra el sol por las umbrías». Ya saben, los pareados así de simples, los que han nacido de la observación de la gente del pueblo, son siempre un acierto. San Matías llega con los rayos de luz ya más intensos, que dan calor y esperanza, que espantan nieblas y tristeza.

Borremos el pasado, aunque respetemos el nombre de Carraixet y celebremos al bendito San Matías portador de rayos luminosos para que la primavera nos quite de una la depre, sin recurrir a ansiolíticos.

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