Maya dio caza a Bin Laden

Ben Rhodes asumió durante ocho años uno de los empleos más apasionantes. De 2009 a 2017 fue asesor de Obama y le escribía los discursos. Saber qué iba a decir el hombre más poderoso del mundo antes de que hablara debe ser fascinante. Los periodistas siempre queremos ser los primeros en conocer las cosas y, sobre todo, poderlo contar. Ahora con las páginas web todo ocurre en tiempo real. Antes disponías de más tiempo para plasmarlo en el papel. Qué tiempos. El ayudante del expresidente de Estados Unidos ha escrito un libro ('El mundo tal y como es', un título un tanto pretencioso) en el que relata acontecimientos de alcance internacional durante la administración del antecesor de Trump. Rhodes es una creación del hombre al que sirvió. De todos los momentos narrados hay uno que me vuelve loco. Detalla las horas previas a la captura y muerte de Osama Bin Laden en su residencia-jaula de Abbottabad. Al leer la narración de los hechos sólo puede venirme a la cabeza una persona: Maya. Un personaje ficticio pero basado en alguien real, la agente de la CIA que descubrió la guarida del líder de Al Qaeda. Kathryn Bigelow la concibió de manera majestuosa en la vibrante travesía de dos horas y media que fue 'La noche más oscura'. Ese momento de la analista marcando con rotulador en el cristal de su jefe los días que pasaban mientras la Casa Blanca nada hacía es soberbio. Y ahora Rhodes glosa el hacer de Obama, el vicepresidente Biden o el director de la CIA, Leon Panetta, en el momento crucial de decidir el asalto. Llegaron incluso a realizar un ejercicio absurdo de reflejar qué grado de credibilidad daban a las investigaciones. Otorgaban entre un cuarenta y un sesenta por ciento, no más. Subestimaban a Maya, que convenció a sus jefes de forma brillante: «Cien por cien que está ahí. Bueno, noventa y nueve por ciento porque sé que la certeza os molesta».