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MARCELINO NO ES DIOS

FERNANDO GÓMEZ

Lunes, 26 de febrero 2018, 12:00

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Da para mucho el partido de ayer en Mestalla contra la Real Sociedad. Análisis futbolístico, valoración de la rueda de prensa posterior al encuentro, momento general del equipo e incluso crítica al responsable de un grupo que, aunque gana, no juega bien, y no logra que sus jugadores saquen adelante los partidos, cuando lo hacen, con menos sufrimiento. Y sobre todo, que no sea ni la sombra de aquel Valencia que ganaba por aplastamiento, presión, desequilibrio, contundencia, y hasta pegada.

Los más puristas me criticarán, pero para mí, lo primero que prefiero distinguir del fútbol, cuando lo califico, es que lo considero un deporte-espectáculo. Y a mí el Valencia no me divierte nada. Previsible, espeso, poco protagonista e inferior a sus rivales, sobre todo desde el mes de diciembre más o menos. Y, se trate de quien se trate, hace que sus partidos se disputen en un ambiente de incertidumbre, desasosiego y temor, que no corresponde al nivel futbolístico de su plantilla. Una Real Sociedad en horas bajísimas, que jugó el jueves, no mereció perder el encuentro, y obligó al Valencia a sufrir, y finalmente no saber si lograría los tres puntos cuando el árbitro señalase el final.

Marcelino hablaba de que no recordaba oportunidades de los visitantes. Creo que sería mejor que recordase las de sus futbolistas, que fueron bien pocas. Dijo que planteó una partido de presión alta, y la Real Sociedad tuvo un sesenta y cinco por ciento de posesión. Y lo que es peor, calificó el objetivo de llegar a Champions League del Valencia como de utópico a principio de temporada. Creo que no valora adecuadamente, por propia conveniencia, el club en el que está. Y por historia, afición, y por tener delanteros por valor de ochenta millones de euros, centrales por valor de más de cuarenta, y medios centros que, puestos en precio de mercado, superarían los ciento cincuenta millones de euros, es suficiente para fijar el cuarto puesto como objetivo de casi, salvo desgracias o mal rendimiento, obligado cumplimiento.

Aunque muchos lo veáis así, para mí Marcelino no es dios. Es un muy buen entrenador, al que se le debe apoyar y valorar, pero no adorar cual deidad griega, que todo lo puede y todo lo sabe. Muchos otros lograron lo que él va a conseguir. E incluso algunos de esos fueron despedidos estando en su misma, y hasta en mejor situación.

Tengo claro que estaremos en Champions League. Lo tengo claro desde hace muchos meses, y me da pena que a la mayoría de aficionados sólo os valga la victoria. Sí, es lo más importante, pero me quiero entretener y, si puede ser, ver en el campo más cosas, más calidad, más alternativas, y más acierto. Cosas que me gusten, y que me hagan disfrutar.

La situación en la tabla debería hacerles afrontar los partidos con más confianza y atrevimiento, y no con más temor. La diferencia es muy amplia, y satisfacer no implica perder.

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