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MANUEL TAGÜEÑA

RAMÓN PALOMAR

Martes, 5 de marzo 2019, 16:00

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Recuperamos hace unos años a Chaves Nogales y desde entonces no dejo de encontrarme fervorosos seguidores de este magnífico periodista que observó certero y melancólico la barbarie desplegada entre los dos bandos de la guerra civil. A estos conversos les menciono la biografía que escribió sobre el matador de toros Juan Belmonte. Abren mucho los ojos de la sorpresa y, en este detalle, constato que las modas también segregan sus submodas. Como ahora los toros gozan de mala fama, pocos nombran esta formidable y fundamental biografía que se incrusta en el cerebro del arrollador y reflexivo matador que revolucionó el planeta taurino. Al que no hay manera que rescatemos es a otra personalidad que coincidía con Chaves Nogales en cuanto a honradez, amor hacia a España, inteligencia y sufrimiento guerracivilesco. Me refiero a Manuel Tagüeña Lacorte. Cráneo privilegiado, licenciado en Ciencias Físico-Matemáticas y más tarde en Medicina, dirigió el XV Cuerpo del Ejército de la República durante la batalla del Ebro con... 24 años. Marchó a Rusia y formó oficiales y mandos que combatieron a los nazis cuando la Segunda Guerra Mundial. En el año 55 comprobó el camelo del comunismo y se instaló en Méjico. Sus memorias, 'Testimonio de dos guerras', son colosales. ¿Por qué no hablan de él? ¿A qué obedece este ninguneo? Pues a lo habitual: la izquierda rancia no puede vindicar a un tipo que ya en el 55 rechazó el presunto paraíso comunista, y la derecha cenutria no soporta que se negase a doblar el lomo frente a Franco adoptando papel de «rojo arrepentido». Militó siempre en el bando de los vencidos. Como Chaves Nogales. No escasea el número de compatriotas que mantuvieron esa tercera vía digamos de dignidad, sin embargo los envidiosos se encargan de sepultar a los que nadan contracorriente.

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