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Manual de frentismo

MARÍA RUIZ

Viernes, 15 de febrero 2019, 09:38

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La ambición es innata en el ser humano. En el político, en tanto que ser humano que quiere gobernar, debe ser además, inmanente. De ahí, que el 'resistente' Sánchez, sin duda, un enorme ambicioso, se sobrepusiera una y otra vez a sus derrotas y acabara en Moncloa tras una triple banda. Pero su resistencia, que alguna vez pudo ser contra el abuso de poder que emanó del sanedrín socialista, se ha convertido en frentismo contra una voluntad popular mayoritaria que le ha venido demandando las elecciones que él mismo garantizó.

El error de Sánchez ha sido no saber leer a Cataluña y no haber trabado el tan recurrente 'relato' de la realidad catalana. Pensar que los independentistas sólo querían un cambio de cromos ha sido una ingenuidad; motivada, seguramente, por el increíble buenismo indocumentado de Pablo Iglesias y el candor de un Gabinete novato que prefiere exhumar a Franco antes que construir un 'storytelling' eficaz, una narrativa que le ayude a entretejer redes emocionales con los ciudadanos en asuntos cruciales.

Aquel tuit que publicó Pedro Sánchez sobre la lectura de 'Fuego y cenizas', de Michael Ignatieff, puede tener hoy un trasfondo premonitorio. El catedrático de Harvard relata en el libro el fracaso de su breve paso por la política. A través de sus vivencias implacables el intelectual confiesa que «todo lo que escuchábamos era el sonido de nuestra propia voz» o que «los votantes suelen castigar a los políticos que consideran que están jugando al oportunismo». Y avisa de que «las maniobras políticas de última hora no suelen evitar el naufragio de una nave que se está hundiendo».

Devorado por su propia ambición. Así escucharía Sánchez de boca de Montesquieu y de Ignatieff que termina en su legislatura efímera.

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