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La lluvia

CARMEN VELASCO

Domingo, 18 de noviembre 2018, 10:59

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Las personas que viven en zonas áridas sienten una reverencia por el agua que en otros lugares puede resultar incomprensible o excesiva. Valencia no es la excepción. Aquí la lluvia casi siempre es noticia: por su ausencia, porque cae de forma torrencial, porque causa daños o bendiciones... ya lo cantó Raimon («Al meu pais la pluja no sap ploure: o plou poc o plou massa»). Puede parecer fácil tener el control sobre el líquido elemento (acequias, pantanos, canalizaciones, piscinas, etcétera) pero estas infraestructuras, más allá de una señal de desarrollo, no implican dominar la fuerza de la naturaleza. El aguacero siempre nos puede pillar en cualquier sitio, tanto en la vida real como en el cine: en el asiento trasero de la furgoneta de tu marido ('Los puentes de Madison'); a punto de ser devorado por un tiranosaurio rex ('Parque Jurásico'), besándote en una calle de Nueva York ('Desayuno con diamantes'), o con la katana en la mano ('Los siete samurais'). Con las tormentas nunca se sabe.

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