Borrar

El legado de Ribó

BORJA RODRÍGUEZ

Miércoles, 13 de febrero 2019, 11:18

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Recuerdo el Bilbao de los años 80 como una ciudad fea, sucia y horrenda, ahogada en humo de chimenea industrial con ese sirimiri frío y húmedo típico de la zona que cala hasta los huesos. Aquella ciudad centrada en la siderurgia sufrió una evolución que la convirtió en la actual capital cultural. Un proceso que se inició a principios de los años 90, es decir poco después de que en Valencia se inauguraran algunos de los tramos del antiguo cauce del río Turia transformados en jardín. Para la capital vasca supuso pasar a convertirse en un modelo de referencia cultural, turístico y de negocios. Se recuperaron zonas de suelo industrial, se mejoraron las prestaciones en el transporte público y como guinda a los numerosos edificios emblemáticos crearon el conocido Museo Guggenheim. Nada que envidiar a nuestro antiguo cauce del río Turia con kilómetros de zonas ajardinadas, campos deportivos, carriles para runners, para bicicletas, el Palau de la Música, el Bioparc, el Parque de cabecera, el Gulliver o la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Minuto y resultado: Valencia 5, Bilbao 0.

Ambos procesos de transformación necesitaron tiempo, ideas, inversión y talento de las partes implicadas. Ayer precisamente el alcalde Ribó presentó públicamente un proyecto fantástico para dotar de mejor uso el nuevo cauce del Turia. Es una idea del año pasado pero que ahora se presenta con un estudio coordinado por el arquitecto Rafael Rivera. La cuestión es que el papel todo lo aguanta. Aparecen ideas de todo lo que uno pueda y quiera imaginar porque como ni tiene plazos de ejecución, ni presupuesto, ni tan siquiera la seguridad de que el propio Ribó siga como alcalde en menos de cuatro meses, todavía se me antoja el proyecto pobre y poco avaricioso. Los 'Castillos en el aire' eran de Alberto Cortez, no de Ribó, cuando cantaba: «Quiso volar igual que las gaviotas, libre en el aire, por el aire libre y los demás dijeron, ¡pobre idiota, no sabe que volar es imposible!». Con el claro objetivo de sacarse una foto para la campaña electoral, nadie de su equipo es capaz de decirle que vuela mal. Me preocupa que el señor Ribó, nuestro alcalde de 9h a 14h, piense dejar su sello en la ciudad cuando para eso ya tiene a Giuseppe Grezzi, el mejor aliado de la oposición. Barberá dejó una Valencia transformada que es la envidia (todavía) de grandes urbes del mundo. La Valencia de hoy no se hizo en cuatro años sin esfuerzo. Ni el Bilbao de hoy es lo que es por mero azar. Su alcalde, el desaparecido Iñaki Azkuna, fue nombrado como Mejor Alcalde del Mundo en 2012 en reconocimiento por la transformación que hizo a la ciudad. Y ciertamente me inquieta que Ribó sea de los pocos alcaldes que en una sola legislatura de cuatro años, salte por los aires y pierda el bastón de mando por deméritos propios.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios