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Negar la tele es algo absurdo hoy en día, y aun así hay quien lo hace creyendo que eso le confiere cierta superioridad moral. Obviarla es como no querer ver parte de la realidad que nos rodea. La tele está en todos los lados. Por estar, está hasta en el estupendo 'Joker' que ha firmado Todd Phillips, y juega un papel fundamental en la trama y en una secuencia memorable casi al final de la película. A todo esto, si no has visto el filme igual es mejor que no sigas leyendo, aunque no se vaya a hacer aquí un 'spoiler' al uso.

Entre los muchos males que exhibe la cinta protagonizada por Joaquin Phoenix está esa tele que no tiene pudor en reírse del diferente, de aprovecharse del débil, de jugar con sus sentimientos para llenar minutos de antena. Esto lo suele describir bien la analista televisiva Mariola Cubells: cómo la tele es capaz de hacerte sentir importante, único, el elegido, para luego arrojarte a los leones sin más contemplaciones.

A Arthur Fleck lo llama el equipo de producción del programa del rey del 'late night' Murray Franklin (que encarna Robert de Niro) para que acuda como invitado aun a sabiendas de que han estado utilizando con sorna vídeos de una de sus actuaciones. La encargada de telefonearle le envuelve en palabras, le hace ver lo fantástico que es que un espacio televisivo como el suyo se fije en él. Lo convierte en especial. Aunque sea consciente de que solo lo reclaman para usarlo como objeto de burla.

Fleck ha deseado toda su vida pisar aquel plató. Se ha imaginado en muchas ocasiones entrando a ese escenario aplaudido como una gran estrella y sentado en el sofá junto al presentador. Ahora va a hacer realidad ese sueño aunque es consciente de en calidad de qué va. Y lo va a aprovechar. Va a usar la tele para presentar al Joker, para dejar salir al monstruo, para quitarse la máscara -aunque acuda pintado-, para que quede constancia de lo que le han hecho y cómo ha llegado hasta allí. La tele es experta en crear o relucir monstruos. Los exprime, los manipula y no piensa en las consecuencias, que a veces pueden ser irreparables. Sí, de esto también va 'Joker'.

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