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Una hora menos

Nadie puede disponer de las horas que conforman tu vida. Porque la vida de un ser humano es tiempo

MANUEL VILAS

Jueves, 4 de abril 2019, 08:01

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Y de repente te cambian la hora. ¿Quién le da derecho a un Gobierno a mover el tiempo? El tiempo de un ser humano es sagrado. El reloj de la cocina se ha quedado con la hora antigua. El reloj del coche lo mismo. Solo el teléfono móvil y el ordenador han cambiado la hora de manera automática. Lo que me molesta es la intromisión del Estado en la medición del tiempo. Mi reloj de pulsera también se ha quedado con una hora de menos. Y toda mi colección de relojes, que no son muchos, ni caros. Son relojes sentimentales, de distintas épocas de mi vida. Tengo que adelantarlos uno por uno. Así pierdo el tiempo.

Hasta la hora en la que tenemos que vivir la deciden otros. Es mentira que lo hagan para ahorrar energía eléctrica, porque ya sabemos que todo es mentira. Cuando me quedo mirando el reloj de la cocina me entran ganas de llamar al Gobierno y pedirle que venga un funcionario a cambiar la hora de mi reloj de la cocina. ¿Por qué tengo que perder mi tiempo en cambiar las horas de todos los relojes de mi casa? El tiempo de un ciudadano español debiera ser intocable. Nadie puede disponer de las horas que conforman tu vida. Porque la vida de un ser humano es tiempo.

Le digo al abuelo que tiene que adelantar su reloj. Pero mi abuelo no quiere. Le digo que me dé su reloj de pulsera, que se la cambio yo. El abuelo se enfada. Dice que no la va a cambiar. Insisto. Me amenaza con el bastón. Mi reloj es mío, dice el abuelo. Al rato el abuelo se queja porque le doy de comer muy pronto. No entiende nada. Vuelve a amenazarme con el bastón. Miles de abuelos españoles se resisten a perder una hora de sus vidas. ¿Me quieres robar una hora de las pocas horas que me quedan?, me pregunta mi abuelo. Al final acepta y me entrega su reloj de pulsera. Estiro de la rueda y no se abre. No se abre, verdad, dice el abuelo. El tiempo es la vida, vuelve a decir.

El Estado se mete en todas partes. Esa hora que te roban crea insomnio, malestar, cansancio, depresión, angustia, incluso infartos. Eso dicen los especialistas. Puedes padecer un infarto por ese hurto de una hora. Los niños se duermen en clase. Los mayores se sienten más viejos. Y los viejos se mueren. Tampoco desgrava a Hacienda. Tampoco te pagan más por esa hora perdida para siempre. No, no me gusta que me toquen la medición del tiempo. El paso de las horas no puede regirse por la arbitrariedad de políticos que sí pueden darse el capricho de dormirse en sus despachos porque el mundo funciona igual estén ellos dormidos o despiertos. Casi el mundo funciona mejor si se duermen, si se duermen mucho rato, porque cuanto más rato estén dormidos menos tiempo tienen para robarnos a nosotros el nuestro.

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