Somos héroes los domingos
Lo malo es que después vienen los lunes, que nos dejan el ardor patrio por los suelos
CURRI VALENZUELA
Martes, 17 de septiembre 2019, 08:19
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CURRI VALENZUELA
Martes, 17 de septiembre 2019, 08:19
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Menos mal para este país que tenemos los domingos. Uno nos abrazamos de júbilo porque gana Nadal y al siguiente saltamos de alegría con la victoria de nuestra selección de baloncesto. No es para menos: resulta que España fabrica héroes cuyo esfuerzo se reconoce en lugares tan remotos como Nueva York o Pekín, españoles ejemplares que consiguen victorias casi imposibles gracias al tesón, al arrojo, a la valentía, a la preparación y visión de personajes que se crecen ante la adversidad, como hicieran sus antepasados no hace tantos siglos conquistando un imperio donde no se ponía el sol.
Lo malo es que después de los domingos vienen los lunes. Y últimamente los lunes nos dejan el ardor patrio por los suelos. Este mismo lunes, ayer, volvimos a la matraca de la incapacidad de nuestros políticos para formar un gobierno, paralela a su desenvoltura para echar la culpa a los otros de que esto suceda.
Por sexta vez en cuatro años el Rey lleva a cabo entre ayer y hoy una ronda de consultas con los líderes políticos para ver si es capaz, con las condiciones que establece la Constitución, de encargar a uno de ellos que trate de formar gobierno. La primera de esas veces Mariano Rajoy declinó la invitación de intentarlo y, salvo sorpresa de última hora, Pedro Sánchez hará lo mismo ahora. En el entremedio hemos tenido una investidura fallida de Sánchez junto a Albert Rivera, una exitosa de Rajoy gracias a Ciudadanos y otra en la que Sánchez salió derrotado, además de una moción de censura que cambió el timón de La Moncloa de las manos del PP a las del PSOE. No se puede pedir mayor inestabilidad.
Los ciudadanos, mientras tanto, nos disponemos a votar por cuarta vez en cuatro años en unas elecciones generales y ya se sabe que de nuevo el resultado será el de un mandato del electorado para que los partidos acepten que se han terminado las mayorías absolutas y por tanto los políticos tienen que negociar.
En muchos sectores de izquierdas está resultando muy difícil de entender por qué PSOE y Podemos han sido incapaces de ponerse de acuerdo, que es lo que les pedían la mayoría de los militantes de ambos partidos. En vez de negociar, Sánchez y Pablo Iglesias se han dedicado a culparse mutuamente de esa incapacidad. El líder del PSOE, empeñado en conseguir una investidura gratis total, y el de Podemos, obstinado en el gobierno de coalición, se han enrocado hasta el infinito. En la derecha, la oferta de última hora de Rivera para que su partido y el PP se abstengan a cambio de que Sánchez cumple tres condiciones fue descalificada inmediatamente por el candidato socialista, empeñado en convocar nuevas elecciones.
Lo dicho: que como Dios aprieta pero no ahoga, nos quedan Nadal, los chicos del basket y los domingos en que se alza la bandera de España mientras suena el himno nacional.
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