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GRANDES FALLAS

MANUEL ANDRÉS FERREIRA

Jueves, 8 de febrero 2018, 11:43

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La ciudad de Valencia cuenta los días para que comiencen las fiestas más internacionales de esta tierra: las Fallas. Aunque el ambiente festivo se vive en los casales desde hace semanas, todavía faltan algunas jornadas para que la «nit de la plantà» abra una maravillosa locura para verla y vivirla, para gozar también de sus aromas y colores que, a fin de cuentas, son todo un conjunto para la convivencia.

Sin embargo, habrá quien tenga en los labios el reproche puesto que la ciudad sufrirá de alguna incomodidad que romperá su ritmo habitual, pero ni son tantos días ni son tantas las molestias como las que pregonan algunos sectores interesados en intentar demonizar el festejo.

Lo último que nos ha llegado, y que personalmente considero muy grave, es la polémica a cuentas de la mirada del Consell de la Dona sobre el mundo de las Fallas, en un estudio que se pospone pasadas las fiestas de 2018. Antes de ello dio tiempo a los titulares demoledores, a decir que las fallas 'cosifican' a la mujer y a dejar en entredicho, de nuevo y desde las instituciones, a la fiesta fallera, entrometiéndose a valorar lo qué es la sátira y la crítica dentro del arte fallero, sin el más mínimo conocimiento de ello. Vamos, lo que en román paladino es: «aquí se hará lo que mandemos». Craso error, porque hasta políticamente, no ha sido algo inteligente.

Por otro lado, si existía algún viso de ilusión con la llegada del concejal Fuset al principio de la legislatura se ha derrumbado. Todo son enfrentamientos con el colectivo fallero, cada asamblea de presidentes es un «tour de force» que no hace más que profundizar el descontento y no cicatrizar heridas. Y ahora, además, vienen elecciones.

Las Fallas han sobrevivido a lo largo de los siglos y son parte esencial de la identidad colectiva de todos los valencianos, aunque algunos quieran negarlo con patéticas y trasnochadas manifestaciones. Y nadie, por más que intenten fagocitarla en favor de sus intereses, lo va a lograr jamás. Eso que vaya por delante.

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