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Frenazo en el consumo naranjero

Cuarto menguante ·

La situación desastrosa que sufre el mercado citrícola debería estar movilizando ya actuaciones de urgencia

Vicente Lladró

Valencia

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Sábado, 29 de diciembre 2018, 12:03

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Lo corroboran todos los comerciantes del sector citrícola: hay un parón de las ventas, un frenazo incomprensible que empieza a preocupar más de lo esperado, porque dura demasiado y no se atisban signos de cambio, más bien al contrario: detalles de empeoramiento y de mayor inquietud por lo que venga.

Por una vez coinciden todos: exportadores, comerciantes 'interioristas' (mercados locales), cooperativas, marquistas, suministradores de grandes cadenas, vendedores de líneas cortas o especializadas... Todos lamentan que no hay demanda porque no hay consumo. Las ventas comenzaron a caer de forma destacada en la segunda parte de la temporada pasada, a partir de enero o febrero. Entonces se achacó a que había menos cosecha en España y por eso no hacía falta presión vendedora; porque además, al haber menos, subieron los precios en el campo (a niveles de décadas atrás) y los compradores se resistieron y prefirieron buscar en otras partes. Vino a continuación la explosión de la oferta barata de Egipto, pero como aquí había menos y de una forma u otra fue saliendo todo, el problema quedó enmascarado.

A final de primavera-principio de verano se presentó una paralización exagerada que hizo temer incluso que lo que estaba en cámaras terminara sobrando. Sin embargo se reanimó súbitamente la demanda en agosto y en pocas semanas se vendió todo. También era un momento en el que no había naranjas de otros.

Lo de ahora es especialmente grave. Un gran frenazo. Si a principio de campaña podía aducirse la competencia de Sudáfrica, hace tiempo que no hay sombras ni excusas, hasta que se presente de nuevo la de Egipto. ¿Qué pasa, pues, que no se ve el movimiento comprador y recolector que sería de esperar en esta época y se está quedando mucha naranja Navelina y mucha Clemenules en los campos?

Los datos son bien claros. Todas las firmas comerciales, privadas, asociativas y de la forma que quieran, han vendido bastante menos que en igual fecha del año anterior. Si al principio de campaña podía decirse que eso se debía a que la fruta llevaba retraso de maduración y por eso todos empezaron algo más tarde, y además estaba la de fuera, ahora ya no vale, porque la merma de exportación y de ventas en general se acumula semana tras semana; unos más, otros menos, algunos mucho, todos van por detrás y no recuperan, precisamente en un año de producción elevada, quizás de récord, que obliga a vender más.

Se han encendido alertas, pero aún de poca intensidad. Dada la gravedad del problema, que se va ir trasladando a las demás variedades, deberían dispararse las máximas alarmas para movilizar acciones con urgencia. Y no sólo las inmediatas o coyunturales, como las que se citan en las pocas reuniones de compromiso, sino las de gran calado, las que vayan al fondo y miren al futuro. ¿Qué pasa con el consumo?, ¿emprendemos algo en serio o nos resignamos?

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