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En vísperas de la Fiesta Nacional, el gobierno de España anuncia que será antes del 25 de octubre cuando se exhumen del Valle de los Caídos los restos mortales de Franco. Un hecho que sin tener la dimensión mundial que tuvo el descubrimiento de América sí adquiere un significado y trascendencia enorme en un país que todavía no tiene cerradas las heridas de una guerra civil que nos dividió en dos bandos irreconciliables y que hoy se reivindica como memoria histórica. Podremos discutir si el hecho es necesario o no, o si vale para sanar o para empeorar las cosas pero mientras unos denuncian que se trata de una venganza y una persecución, hay otros que reclaman justicia, restauración y dignidad.

Sea como fuere lo cierto es que la puesta en escena parece bien calculada para beneficio directo de la orilla izquierda de la clase política. Se ha desarrollado una puesta en escena dividida en tres actos: se le agria la celebración a los adeptos a la Fiesta de la Hispanidad, se ejecuta la exhumación y luego a votar.

Es una estrategia contra la abstención para tener motivado a un electorado que tiene que acudir a votar el 10-N. Aunque claro está, la otra orilla también se moviliza pero para castigar la maniobra de Moncloa. Para el resto de los mortales el asunto seguirá siendo un ladrillo sin ningún interés. Ya veremos cómo sale la jugada y que rédito da. Lo que es seguro es que Pedro Sánchez es un hombre decidido que con el gesto se asegura una página o media en la historia de la 'humanidad'.

Consigue notoriedad y de paso pone la maquinaria electoral a funcionar con el dinero de todos. No había 'cash' para las autonomías y de repente aparecen 4.600 millones de euros. A los valencianos nos llegaran 460 millones antes de unos comicios que serán agitados. Con una sentencia del Tribunal Supremo que podría conocerse este mismo lunes los Gabriel Rufian, Carles Puigdemont, Quim Torra, Roger Torrent y compañía ya tendrán una excusa más para poder liarla. Quieren un reconocimiento internacional que ponga al «Estado opresor» (o sea, a España) en su sitio.

Al presidente en funciones no le viene mal un poco de 'ruido' mediático que tape alguna vergüenza. Es el caso de la alcaldesa socialista de Móstoles, Noelia Posse, que se ha atrincherado detrás de su vara de mando negándose a dimitir por colocar a dedo a sus familiares. Y la otra es la presunta compra de votos que hizo el PSOE en Andalucía. Para distraernos más hoy tenemos el «coñazo» del desfile militar -Rajoy dixit- y partido de la selección de fútbol en Noruega. Y si quieren pensar, toca verse la entrevista de Abascal en 'El hormiguero' que fue con 4.049.000 espectadores y el 23,5% de 'share', lo más visto del programa a muy poco de alcanzar el resultado que dio la mismísima Isabel Pantoja. Ver para creer.

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