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Embalses que no se pueden llenar

Bellús no retuvo días atrás toda la avenida del Albaida para no interferir en las vías del tren, con lo que se inundó Alberic

Vicente Lladró

Valencia

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Sábado, 1 de febrero 2020, 07:44

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La semana pasada, con ocasión del temporal 'Gloria', fue noticia la inundación de una parte de la comarca de La Ribera, sobre todo alrededor de Alberic, al desbordarse el río Albaida donde se une al Xúquer, una confluencia problemática que sigue sin contar con mejor solución frente a las crecidas de ambos. Por supuesto que cuando hablamos de soluciones en estos ámbitos nos referimos a obras -ahora se prefiere el término infraestructuras- que sirvan para dominar los embates de la naturaleza y evitar problemas.

El río Albaida se salió de madre porque llegaba crecido y a su vez queda claro que su crecida se debió a que llovió en abundancia. Pero estrictamente no fue esta la razón. Porque en el cauce del Albaida se construyó una presa, la de Bellús, cuyo cometido es el de laminar avenidas para evitar precisamente, y en la medida de lo posible, este tipo de afecciones.

El embalse de Bellús forma, junto a los de Escalona y, sobre todo, el de Tous, el trío de defensa ante eventuales riadas del Xúquer. Se proyectaron tras las catastróficas inundaciones de octubre de 1982 y su misión principal es retener crecidas para minimizar sus efectos aguas abajo. Tous se encarga de frenar el Xúquer en la última cerrada orográfica donde es posible hacerlo y a Escalona y Bellús se les confía lo mismo en dos de los afluentes.

Sin embargo todo lo que se proyectó en su día quedó incompleto. El embalse de Bellús no puede llenarse, ni siquiera llegar a su mitad, para no interferir en el trazado del ferrocarril que no aún no se ha cambiado de sitio. En consecuencia, se ha de soltar el agua que llega mucho antes de lo que se debería, provocando así unas inundaciones que se podrían evitar. La presa se hizo con una idea clara y completa, pero quedó pendiente un viaducto para la vía férrea, y de esta forma queda inútil la inversión que se hizo. Para eso se hubiera podido ahorrar dinero, haberla hecho más pequeña.

Sin embargo no es este el único de nuestros embalses que no se puede llenar. Hay dos casos de ineficiencia emblemáticos: los de Contreras y Loriguilla. El primero sobre el Cabriel, principal afluente del Xúquer, y el segundo, en el Turia. En ambos, por lo mismo: inestabilidades del terreno; los técnicos no se fían; con lo cual sueltan caudal aguas abajo cuando se acercan al umbral de riesgo y no pasan nunca de su mitad.

En el sistema del Xúquer hay otras presas pequeñas que se programaron y nunca se hicieron, como las del Clariano y el Magro, que contribuirían a 'frenar' avenidas y también a guardar agua que ahora se pierde. En el Turia falta por hacer la de Villamarxant, que bien podría guardar el caudal que no puede retener Loriguilla y las escorrentías que estos días discurren de forma inútil hasta el mar.

Es contradictorio que se lancen continuas teorías y propuestas sobre el buen uso del agua y no se construya lo que se sabe desde hace tanto tiempo que hace falta.

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