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Urgente Una avería en el avión deja tirado al Valencia

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De norte a sur, de este a oeste, las pensiones públicas se defienden». Es uno de los gritos con los que ayer los pensionistas de Bilbao, que cada lunes desde hace veinte meses se concentran frente a su ayuntamiento, iniciaron una marcha a pie hasta Madrid para pedir prestaciones dignas, la subida anual permanente con arreglo al IPC... Con resistencia numantina reclaman en la calle lo que los representantes públicos les niegan en el Parlamento. Pero sus demandas tendrán que esperar. Las suyas, las de quienes en lista de espera necesitan urgentemente ayudas para la dependencia y así un largo etcétera. En el ombligo de sus señorías solo hay espacio para el ego. El narcisismo rampante se ha asentado en la política española. Pedro Sánchez nos ha reñido porque los españoles hemos votado malamente: «Les pediremos que lo digan aún más claro el 10N, para que no haya más bloqueos». La autocrítica ni está ni se la espera. Sería quasi un milagro que cualquiera de los engreídos aspirantes a la Moncloa henchidos de arrogancia expresara aquel arrepentimiento naíf del «lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir» del Rey emérito cuando se destapó su afición de cazar elefantes por una caída en Botsuana que le obligó a regresar a España para ser operado de la cadera. Decepciones generales. Así están definiendo muchos en redes sociales, con y sin memes, el hartazgo. Ahora en la guerra de reproches mutuos para endosar la culpa al otro también van a incluirnos a los electores casi exigiéndonos pedir disculpas por no haber sido nítidos con el sentido de la papeleta. ¿No tenemos idea de ejercer nuestro derecho al sufragio o ustedes no están capacitados para gestionar el resultado? Se repiten elecciones como si para las arcas del estado fuera una partida gratis del juego de la oca. Se calcula que el coste de cada fiesta de la democracia nos sale a cerca 180 millones de euros (unos cuatro euros por cabeza). Un dinerito que, dada la fama precedente, los políticos no tendrán vergüenza de volver a tirar a la basura si el recuento no les hace tilín. ¿A alguien, pues, le resulta chocante que haya colapsado la página web del INE ante el aluvión de votantes que ha solicitado no recibir propaganda electoral? La avalancha ha sobrepasado la capacidad del servidor. Más de 112.000 peticiones. Cuanto más se acerca el fantasma de la abstención más se aleja, en particular, la ambición de mayoría absoluta de Sánchez. El hastío es algo más que un síntoma que los partidos ignoran, enzarzados ellos afilando los cuchillos del reproche para ofrecérnoslos en la bandeja de la matraca mitinera que nos queda por soportar hasta el 10 de noviembre.

Arturo Pérez-Reverte que hoy presenta en la Real Academia Española 'Sidi', su última novela sobre Rodrigo Díaz de Vivar, ha señalado estos días en varias entrevistas: «El Cid pasaría a caballo delante de Las Cortes, escupiría, y seguiría cabalgando».

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