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El debate que vendrá

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Vendrán partidos que discutirán si, verdaderamente, se debe ayudar en Gaza con una escuela, y tener un director general de Movilidad

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Martes, 12 de febrero 2019, 09:00

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El viaje de cinco personas a Gaza, donde el Ayuntamiento de Valencia está ayudando en un proyecto de cooperación, desató hace días un escándalo, pasajero como todos. Es, a fin de cuentas, un lio más de los que adornan a esta Nau municipal que viene navegando contra viento y marea desde 2015.

¿Es preciso que vayan cinco personas a supervisar una labor social desarrollada en Palestina? La pregunta que desató el debate encontró respuesta oficial enseguida: solo tres personas han ido a gastos pagados por el Consistorio, los otros dos (asesora y 'periodisto') se lo han pagado de su bolsillo. Se dijo eso y ya reinó la impresión de que el asunto quedaba en tablas: aquí no ha pasado nada... El problemilla se olvidó dos días después de haber surgido. Pelillos a la mar.

Sin embargo, me van a permitir una reflexión. Porque veo venir en el horizonte, y no va a tardar mucho, un modo nuevo de enfocar la política que desde hace años damos por buena y convencional. Desde luego que en el futuro, trasladado el centro de gravedad del debate, se va a discutir si deben viajar cinco personas solo para ver una escuela en el extranjero. Pero antes, mucho antes, lo que se va a discutir es: si debe existir un directora de Accesibilidad y Derechos dentro del Ayuntamiento; si es preciso que haya un director y una concejala de Cooperación al Desarrollo y si los concejales, todos los concejales, han de disponer del lujo de tener asesores personales. Y claro, todo eso se sumará a la discusión central, que nadie lo dude: ¿Debe el Ayuntamiento dedicar 30.000 euros a financiar escuelas en lugares del mundo que no sean Valencia?

Lo verán, lo veremos. Lo van a traer de la mano los partidos que habitarán en el Ayuntamiento a partir de las próximas elecciones. Y lo harán porque hay muchos vecinos, muchos, que piensan que un ayuntamiento no es un pozo insaciable de cooperación y asistencia; que la labor social se tiene que acotar porque no puede ser infinita; y que debe ser dirigida solo a asuntos prioritarios en la propia ciudad. Aun diré más: en el futuro, en el Ayuntamiento de Valencia, se debatirá si la acción social se debe destinar a Palestina y la franja de Gaza, precisamente, explícitamente, con precisión de relojero.

Vendrá entonces el escándalo verdadero. Vendrá, ya lo verán, un agrio debate sobre lo que será llamada «la extrema derecha» que ha invadido los Ayuntamientos en alianza con el PP y Ciudadanos. Pero será por una sola razón: porque los partidos llamados ahora a moderar -PP, PSOE y Ciudadanos- no están acotando, no están mitigando, no modulan. No dicen que la cooperación deber ser solo cosa del Estado. Y se pliegan a que exista un concejal de asuntos exteriores, un director de Accesibilidad y un sinfín de asesores. Pero los partidos de centro no quieren hablar de lo básico, de lo esencial, y eso abre la puerta por los extremos.

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