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Por primera vez se ve obligado a hacer algo en el Valencia. Peter Lim se debe sentir raro. Quién osa a presionarse a mí, a un tío riquísimo como yo, si se me caen los billetes del bolsillo. Alguien que está entre los mil más ricos del mundo puede hacer lo que le dé la gana. Habrase visto. Pues sí, señor. Estaba mal acostumbrado porque ni cuando firmó el contrato por el que se hacía con la mayoría de acciones se vio obligado a demasiadas cosas. Amadeo Salvo y Aurelio Martínez le facilitaron, con alfombra roja incluida, su desembarco en Mestalla. Ni a acabar el estadio. Se quedó en un compromiso. Pero en esta ciudad hay que cumplir las leyes y el club blanquinegro es la sociedad civil más importante de la Comunitat. Después de siete años aquí ya debería saberlo. Y si te decides a adquirir una entidad deportiva tienes que cumplir con ella. Por dignidad. El estadio sólo le importó aquella primera vez que llegó a la ciudad y se fotografió en el centro de lo que sería el terreno de juego del coliseo de Corts Valencianes. Con el retrato en el marco, lo demás se archivó en el cajón. Al magnate de Singapur la entidad sí le ha valido para coger un avión privado y plantarse en Córcega para reunirse con Nasser Al Khelaifi (cita de ricos) para cerrar el fichaje de Gonçalo Guedes, con el que aterrizó en Valencia para regocijo personal. O para contemplar la final de Copa del Rey en Sevilla en un palco privado con el glamuroso David Beckham. O para mover hasta mil millones de euros entre fichajes y ventas, siempre de la mano de su compinche Jorge Mendes. Juego de tronos. Todo eso le divierte porque se mueve con gente de su nivel. Eso piensa. Eso de bajar al barro para dar explicaciones a los valencianistas o tener que justificarse ante las instituciones de la Comunitat por la inacción con el estadio ya le escama. Pero el tiempo pasa y los plazos se cumplen. Y la ATE amenaza el futuro inmediato del Valencia. Por eso ha convocado a Murthy en su morada (a once mil kilómetros del Mediterráneo), con el objetivo de trazar un plan que convenza al Consell y al Ayuntamiento y que cedan en su fijación en no prorrogar el plan urbanístico. Porque eso es realmente lo que se busca, ganar tiempo y ya veremos dentro de cinco años. Igual ya ni están. Realmente si pretende una venta le interesa liberarse de taras y no perder valor, pero con Meriton todo es posible. Porque ni ha cumplido con el estadio ni lo ha hecho situando como presidente a una persona que merezca serlo ni lo ha logrado con la confección del equipo. Está obligado a tener futbolistas del nivel que precisa un club histórico para conseguir los objetivos por los que siempre se ha luchado. Lo demás es dejación de funciones.

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