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CORNUDOS Y APALEADOS

NACH0 COTINO

Jueves, 22 de febrero 2018, 18:24

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Celebro que, desde la llegada de Alemany al Valencia, haya una voz autorizada que de vez en cuando sea capaz de someterse a las preguntas de los medios de comunicación, y de esa manera llegar al aficionado, para explicar los asuntos que envuelven el día día de la entidad. Algo que parece lógico desde un mínimo principio de transparencia pero había quedado absolutamente relegado en la terquedad de una opacidad inexplicable. También celebro que el mensaje institucional de cara al futuro y que verbaliza Alemany siga basándose en el trabajo y en la exigencia. Y lo celebro porque tampoco habían sido esas dos premisas fundamentales, ni tan siquiera presentes, en los últimos tiempos. Entiendo, por otra parte, que guarde para la intimidad del club informaciones sensibles y 'saque el capote' para lidiar preguntas acerca de compras y ventas de futbolistas y de cómo cuadrarán el sudoku financiero una vez termine la temporada porque, en cualquier caso, cuando va a necesitar capote, muleta y estoque no será ante los medios sino cuando de verdad tenga que solventar las innumerables contingencias que se presentarán cuando se acerque el verano. También me parece comprensible que, aunque hay conversaciones -que no negociación propiamente dicha- para la continuidad de Marcelino, tampoco se reconozca abiertamente para no convertir el asunto en un plebiscito popular. Celebro algunas cosas, entiendo otras pero... no entiendo ni por supuesto celebro que el Director General del Valencia CF no encuentre las palabras adecuadas para entonar el 'mea culpa', no sea capaz de hacer un mínimo ejercicio de autocrítica y aparque la humildad sacando pecho en el asunto de las entradas para las semifinales de Copa. Ya me constaba, y así lo conté una noche en Sillas Gol, que había en el club quien vendía las colas de Mestalla como un éxito propio, pero no imaginaba a Alemany poniendo voz tal atrocidad. Mestalla se llenó, sí. Pero no porque, como dijo ayer Alemany, el socio esté contento con los precios. Se llenó después de recular en dos ocasiones por dos malas decisiones previas que relegaban, una vez más, al aficionado valencianista al papel de 'cornudo y apaleado'. Se llenó porque comprobaron que su ansiedad recaudatoria a costa del de siempre les abocaba a una semifinal contra el Barça con más hormigón que pasión. Mestalla se llenó porque, a pesar de las continuas zancadillas que ponen desde el Club, el valencianismo 'de corazón' es indestructible. Hubiera preferido ayer escuchar al Director General agradecer al aficionado su comprensión y no hacer un 'Layhoon'. Él vale muchísimo más y, por eso, también celebro que esté en el Valencia CF pero ayer... se equivocó.

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