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Jueves, 1 de enero 1970
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Acto primero.- 'A las tres de la mañana el fuego continúa en el convento de la calle de don Salvador Giner. El incendio se ha propagado a la iglesia'. Leo un texto del diario LAS PROVINCIAS; pero no se trata de un ejemplar de julio de 1936, sino el del 13 de mayo de 1931. Con una República esperanzada y fresca como una rosa, unos pocos valencianos se liaron la manta a la cabeza y comenzaron a pegarle fuego, a destruir imágenes, a reventar archivos y recuerdos en diez o doce conventos, quizá más, de la ciudad y sus alrededores. Proclamado el estado de guerra, el capitán general Riquelme se presentó en la plaza que hoy llamamos del Portal Nou, estuvo con los bomberos, pidió refuerzos y recibió aplausos de los vecinos. Sigfrido Blasco y un puñado de concejales republicanos intentaron hacer cuanto estuvo en su mano para evitar los desmanes; pero tuvieron un éxito muy relativo. El convento de San José y Santa Teresa, que es el «de la calle de don Salvador Giner», perdió el retablo, y muchas cosas más, en aquella triste jornada. Telón.
Acto segundo.- 'En el año 2007, gracias a la actuación de la Dirección General de Patrimonio Cultural se paralizó el traslado de bienes muebles del Convento de San José y Santa Teresa, que se estaban llevando con incumplimiento de los requisito exigidos por la Ley de Patrimonio Cultural'. Leo ahora un informe del Consell Valencià de Cultura, fruto de una visita que hicimos en 2014 a un convento vacío, abandonado y destartalado, que había pasado a ser propiedad privada como resultado de la venta formalizada por la comunidad de religiosas. Las monjas sufrieron allí la ruina derivada de la riada, que obligó a reconstruir una parte del recinto en los sesenta. Pero luego, reducida la comunidad a unas pocas ancianas, apagaron la luz. La nueva propiedad habló de su deseo de convertir el recinto en un hotel de lujo, proyecto que la crisis económica frenaba en espera de tiempos mejores. El expolio, sobre todo de cerámicas, había sido duro; pero por fortuna, gracias a la Consellería de Cultura, estaban depositadas en el Museo de Bellas Artes. Durante los tres siguientes años pasé docenas de veces por la puerta del convento y observé muy preocupado la entrada y salida de palomas por las ventanas abiertas del antiguo edificio religioso. Telón.
Acto tercero. Hace unas semanas se ha inaugurado la primera fase de Convent Carmen, el antiguo convento de San José recuperado y reconvertido. El jardín, que era una selva durante nuestra visita de 2014, se ha desbrozado y luce un nuevo aspecto. Ahora va a ser un espacio dedicado a la moderna gastronomía y el ocio. La iglesia que perdió el retablo será cine de verano. Se mantiene el proyecto de convertir en hotel de lujo, con 50 habitaciones, la zona conventual, en torno a un claustro discreto y silencioso. Naturalmente, podríamos rasgarnos las vestiduras. Pero, dadas las circunstancias, es casi mejor tener esperanza. Telón provisional.
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