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EL CONSENSO HUYE DEL AYUNTAMIENTO

Cap i Casal ·

Las puyas entre socios del tripartito empiezan a sacudir la gestión diaria en el Consistorio para perjuicio de los vecinos

PACO MORENO

Lunes, 30 de abril 2018, 10:36

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Ya me extrañaba que hubiera un consenso sobre algo en el Ayuntamiento, tras el espectáculo del pasado pleno donde no hubo acuerdo para una reivindicación común al Gobierno en favor del transporte público (craso error del ministro Montoro y que arrastrará mucho tiempo el PP, acoto). Cuando se conoció el pacto de un borrador para la carta municipal de Valencia con el apoyo de todos los partidos, algo no cuadraba.

En la letra pequeña no se indican cantidades del presupuesto que debe destinar la Generalitat a Valencia por ser la capital de la Comunitat, algo que se promete prácticamente desde que me dedico a esto. Se recuerda la necesidad de asumir competencias autonómicas, una declaración de intenciones para promover viviendas municipales y una loa de la peatonalización de Ciutat Vella y centros históricos de los barrios.

En resumen, de dinero nada, las competencias ya veremos y permitan unas risas sobre las viviendas municipales y la peatonalización. El presupuesto municipal ha destacado este mandato por la paralización de la compra o rehabilitación de pisos salvo algún caso puntual y para peatonalizar una calle no hace falta que lo aprueben las Cortes Valencianas con algo tan rimbombante como una carta municipal.

Es más, a ojo diría que la única peatonalización realizada este mandato ha sido la ampliación de aceras en la calle San Vicente y algunas más del Ensanche, con proyectos heredados del anterior gobierno municipal. Y punto, porque me niego a considerar en el mismo nivel lo que se ha hecho en el entorno de la Lonja o la calle Serranos, esta última por cierto cada vez más sucia y degradada.

No es de extrañar por lo tanto la facilidad para alcanzar un consenso sobre algo que apenas ha empezado a andar y que no pasa de ser, repito, una carta de buenas intenciones. El consenso está muy lejos de entrar por la puerta del Ayuntamiento y la semana pasada hubo casos palmarios de lo contrario.

Lo dijo el concejal popular Cristóbal Grau en el pleno al señalar el espectáculo lamentable que habían ofrecido los cinco grupos, incapaces de pactar un reconocimiento a Aarón Vidal, soldado valenciano fallecido en Irak hace años. La familia pedía una calle y la decisión fue aceptarlo o no.

Pero lo que más chirría en el engranaje del Consistorio es cuando las puyas se cruzan entre socios de gobierno. Ya puede el alcalde Ribó quitarle hierro al deseo socialista de hace suya la renta de inclusión, el programa estrella de Mónica Oltra para el final de la legislatura. Ha escocido y mucho entre las filas de Compromís, que con disciplina militar (como sólo lo sabe hacer ese partido) empezaron a zurrar al equipo de Sandra Gómez en las redes sociales en una guerra soterrada que no ha acabado ni mucho menos.

Y de los servicios sociales, el coto de Oltra, pasamos al de Pere Fuset. Habrá que tomar nota de los asistentes a las jornadas organizadas la semana pasada en el Palacio de Exposición por los socialistas sobre las Fallas. Entonces se podrá calcular el respaldo con el que cuenta la previsible candidata en un sector tan complicado como el de las comisiones falleras.

Ha venido con fuerzas Gómez de su costoso periplo estadounidense, para visitar empresas tecnológicas y asistir a varias conferencias. Por cierto, la antigua Harinera del Grao sigue vacía a la espera de la finalización de unas obras que deben convertirla en un vivero de empresas de innovacion, otro proyecto arrastrado desde el anterior mandato y que sigue acumulando polvo.

En este panorama tan revuelto y con el Partido Popular sin candidato conocido, el portavoz de Ciudadanos, Fernando Giner, ha intentado pescar y sacar algo de rédito. Se supone que Rajoy incluirá en las enmiendas aprobadas los diez millones para el transporte metropolitano que ha pedido el partido de Rivera en el Congreso. De lo contrario, la situación sería más que comprometida con Valencia.

Menos suerte tuvo con sus críticas a la ordenanza de mercados, donde el concejal de Mercados, Carlos Galiana, le echó en cara que denunciaba algo donde no había ni presentado alegaciones. De cajón. Hay que hacer los deberes antes de bajar al barro del debate político.

Un escenario previsible de un gobierno tripartito que vive sus últimos meses con una ejecución del presupuesto más baja que en años anteriores y donde los que perderán si sigue esta espiral serán los vecinos. Y no será porque no lo avisan con mensajes claros como los que llegan desde el Cabanyal, alertando de que se ha hecho poco pese a las expectativas del mandato.

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