Borrar

Ciudadanos: imposible equidistancia

La guerra por mi cuenta ·

La regeneración no llegará con el PSOE gobernando desde la Moncloa, Podemos vigilándole desde Galapagar y los recados de Puigdemont desde Waterloo

CARLOS FLORES JUBERÍAS

Miércoles, 2 de enero 2019, 07:52

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

No sé si equidistancia es o no la mejor palabra para definir la estrategia política que Ciudadanos parece estar ensayando en Andalucía con vistas a proyectarla desde mayo al resto de España. Porque siendo de los que creen que en política cuentan más los hechos que las palabras, me cuesta pasar por alto la contradicción existente entre un discurso público que abomina por igual de todos los extremismos y coloca a Podemos y a Vox en el mismo saco -el de los enemigos de la democracia-; y una estrategia negociadora que apunta a su entrada en el Gobierno de Andalucía con los votos de la formación verde, gracias a los cuales ostenta ya la Presidencia de la cámara andaluza. Pero si la equidistancia entre los dos extremos del arco político español va a ser de ahora en adelante la clave del discurso de Ciudadanos, convendría proyectar algo de luz sobre sus varias sombras.

La primera, es que no estoy nada seguro de que esa equidistancia sea bien recibida por la mayoría de sus electores. Aunque a nadie se le escapan las importantes diferencias programáticas existentes entre Ciudadanos y Vox, me atrevería a decir que éstas son más cuantitativas que cualitativas, que es justo lo contrario de lo que sucede con Podemos. Dicho en otros términos, que mientras que los de Abascal pretenden ir mucho más lejos que Ciudadanos en una serie de ámbitos -la recentralización de España o las políticas de género, sin ir mas lejos- cuando menos caminan en la misma dirección que los de Rivera, mientras que Podemos lo hace exactamente en la dirección contraria.

La segunda es que esa equidistancia va clarísimamente en contra de los intereses estratégicos de Ciudadanos, en la medida en que pone en riesgo su posible alianza con una formación que -a diferencia de Podemos, y hasta del PSOE- ya se ha mostrado proclive a brindarle su apoyo. Y aquí los hechos son tozudos, ya que en los apenas treinta días transcurridos desde su estreno en un parlamento autonómico, Vox le ha dado más a Ciudadanos -su primera presidencia de un parlamento autonómico- de lo que la izquierda española le ha dado en toda su historia como partido.

Y la tercera es que esa equidistancia no puede sino perjudicar incluso al logro de sus objetivos políticos más ambiciosos. La regeneración de España que Ciudadanos ha venido proponiendo desde su fundación como partido no se va a hacer con el PSOE gobernando desde la Moncloa, Podemos vigilándole desde Galapagar y Puigdemont mandando recados desde Waterloo. Y como de nuevo demuestra el precedente andaluz, su desalojo del poder no parece plausible sin sumar hasta el último voto en la derecha.

Postdata: ¿Podría alguien explicarle al candidato naranja a la Alcaldía de Barcelona Manuel Valls que en España -como en cualquier otro país de la Unión Europea-, un ciudadano francés es muy bienvenido a la hora de hacer política municipal, pero debería guardar un prudente silencio en asuntos de Estado?

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios