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Categoría: sexo en grupo

A tope ·

Parece ser que tratar a la mujer como un objeto demostrando la fuerza de la jauría viene de serie

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Jueves, 10 de octubre 2019, 08:57

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La generación digital ha dejado fuera de juego a los padres que pertenecemos a la era analógica. Si de por sí ya es complicado educar, con la revolución de los móviles y las redes sociales se convierte en una misión más difícil que la que afronta Silvester Stallone en su última y gloriosa entrega de Rambo. La semana pasada me saltó una alerta de twitter con la fatal noticia de la violación grupal a una chica en una conocida discoteca valenciana. Los presuntos culpables son dos jóvenes chavales, aunque aún buscan a otras dos personas que también pudieron estar implicadas. Los hechos que conocemos son estremecedores y parece ser que tratar a la mujer como un objeto demostrando la fuerza de la jauría, viene de serie. Valencia, seis de la mañana de un domingo, es de suponer que a esas horas y en una discoteca irían de vuelta y media. Son muchos los abusadores que justifican su comportamiento por el uso de las drogas, alegando que les causa un efecto desinhibidor. Pero quiero ir más allá y plantear el supuesto de que los agresores fueran puestos hasta arriba de todo tipo de drogas y/o alcohol.

¿Qué les pasa por la cabeza a todos para que ninguno de ellos tenga la mínima capacidad de reflexionar sobre el acto que van a cometer? «Oye quieto», «no te pases», «anda déjalo», son frases que podrían evitar la violación de una chica y la posibilidad de arruinarse la vida para el resto de los días. Jóvenes de 20 años que estudian carreras en universidades de prestigio y que en la supuesta buena educación que poseen, llevan el suficientemente retraso mental para cometer una violación y ver sus huesos en la cárcel y su futuro jodido de por vida.

Muchos de estos comportamientos primitivos se producen por la idea distorsionada que tienen de la realidad. Les importa un carajo si la otra persona esta dispuesta o no, solo buscan un contacto lúdico con una gratificación inmediata. Si esto va en aumento ¿qué papel deben jugar los padres a la hora de dejar salir de noche a sus hijas? Internet no pone puertas al sexo y la oferta está al alcance de cualquier menor con un dispositivo móvil; existen todo tipo de páginas que categorizan el tipo de sexo, incluido el grupal o el grupal con violencia. Los jóvenes han normalizado actos totalmente reprochables y son ellos mismos quienes los llevan a la práctica. No será el principal causante del problema, pero algo estamos haciendo mal si a un niño de dos años, sus padres le dejan el móvil para que no les de la paliza. Desconozco si los centros educativos ofrecen información sobre el correcto uso del móvil y redes sociales pero hay una realidad: los padres están regalando el móvil a su hijo de 10 años (es la media), sin ninguna capacidad, ni conocimiento para gestionar los peligros que conlleva internet.

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