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Catalonia news

JUAN CARLOS VILORIA

Lunes, 6 de noviembre 2017, 09:54

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En el último momento el Gobierno de España decidió no incluir la toma de control de TV3 entre las medidas para las que habilita el artículo 155 de la Constitución. La opinión de los socialistas pesó decisivamente. Pero más allá de los cálculos de coste beneficio en la estrategia constitucionalista para frenar el 'catalanazo' existe consenso en el papel determinante del medio público televisivo en el crecimiento del independentismo. El 75% de los catalanes que se informan a través del canal quiere la independencia de Cataluña según las encuestas realizadas por el Centre de Estudis d'Opinió de la Generalitat. Como contraste solo el 8% de los catalanes que ven Televisión Española desea la independencia. Algunos estudiosos de la comunicación sostienen, sin embargo, que la elección del medio es posterior a la conformación de la opción política y que en consecuencia la elección de TV3 no tendría relación directa con su intención de voto.

En los días previos a la aplicación del 155 el director de la cadena autonómica catalana Vicent Sanchís concedió algunas entrevistas alarmado por la que parecía inminente toma de control por parte del Gobierno central y se reconoció independentista sin rubor y sin complejos. «Soy independentista, ¿eso importa?», le respondió a un colega. Su argumento defensivo ante las acusaciones de parcialidad y adoctrinamiento en los contenidos de la televisión que dirige se basaba en que un periodista puede tener la ideología que considere conveniente siempre que el producto informativo sea veraz y plural. El asunto es más que discutible. Porque no es lo mismo dirigir un potente medio de comunicación público que un medio de comunicación privado. Y eso atañe a todas las cadenas de ámbito autonómico o municipal. Y no es lo mismo profesar una opción política cuya materialización requiere vulnerar resoluciones del Tribunal Constitucional, como dar difusión a un referéndum de independencia suspendido por el alto tribunal, que jugar, informativamente hablando, dentro de las reglas establecidas.

En este capítulo, TV3, de la mano de sus gestores independentistas, ante la duda, optó por alinearse con las autoridades insumisas al TC. Un periodista independiente (exactamente lo contrario que independentista) al frente de un canal público no hubiera emitido propaganda ilegal sobre el 1-O ni vídeos infantiles de claro sesgo político y adoctrinador. Ni permitido, como denunciaron dos tertulianos el día que abandonaron su colaboración en TV3, que el canal se haya convertido en los últimos días del procés en «una brigada de agitación y propaganda antiespañola, y ahora también oficina de reclutamiento y delación». La última hazaña del combativo canal ha sido suspender los programas de humor Polonia y Esta pasando como señal de duelo por las decisiones de la jueza Lamela. Que yo sepa nunca se suspendieron ni por masacres, ni atentados ni otros duelos.

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