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Urgente Cuatro muertos, dos en Tarragona y dos en Asturias, por el temporal

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Aún estamos con lo de los ERTEs, los cierres y la recesión en general y resulta que ya corren rumores de que empieza la recuperación, que se notan signos ciertos de que el asunto se mueve de nuevo. ¿Rumores, signos, pronósticos? Qué va. No hay más que ver el tráfico. Los noticiarios radiofónicos más tempranos ya avisan cada mañana de que hay inicios de atascos y semi colapsos en horas-punta, en los sitios acostumbrados, los de antes, los de siempre: la V-30, el puente de Picaña, Quart de Poblet, la pista de Puçol, la de Silla, la entrada de Ademuz, la avenida del Cid, Mislata... Se nota cómo crece la circulación de día en día. Las fases de la epidemia son una cosa y luego están las otras fases. Por un lado, ese invento de la desescalada; por el otro, la escalada. El remate definitivo de la recuperación se notará cuando se anuncie el primer gran atasco kilométrico de la nueva temporada en el 'by pass'. Será como la manifestación de la nueva normalidad anunciada, la acostumbrada.

La V-30 va atiborrada, como solía en un viernes al mediodía. Por la otra orilla se nota que están a ritmo lento de colas, ya no es aquella fluidez de semanas atrás, adónde va a parar. Recordamos lo del principio del confinamiento, que casi parecía una vuelta a los años setenta, sin apenas coches y pocos camiones, y parece un salto en el túnel del tiempo.

Por el río, el cauce nuevo del Turia, tampoco pasa el agua que salía tras las lluvias. Ha vuelto la normalidad, el río pobre se divide en acequias, hace semanas que no llueve, hay que regar los campos. El río provisional ha dejado de serlo, las piedras del lecho relucen blanqueadas por el moho reseco. En el canal del centro no queda ni gota. Otro signo de la vuelta a la normalidad. En Venecia los canales también estarán regresando a lo suyo, a ensuciarse. Poco a poco, conforme se intensifique el tráfico turístico contaminante de la recuperación.

El agua cristalina volverá a ensuciarse por culpa del turismo que facilita disfrute a unos y trabajo a otros

Los canales de Venecia se convirtieron en la mejor imagen de la quietud natural de un ambiente limpio, libre de la presión humana (antrópica, les gusta llamarla a los estrictos). El agua quedó tan transparente que se veía con total claridad el fondo y se pobló de peces. Lo nunca visto. Pero Italia también está en reapertura, así que los canales venecianos deben de estar repoblándose de embarcaciones y turistas contaminantes. Contradicciones antrópicas de la modernidad. Dicen los ecologistas que prefieren las ciudades sin contaminación. Toma, claro, todos preferimos eso. Pero también queremos ciudades con tiendas y con todo lo que necesitamos, y con fábricas, empleos y sueldos para comer y hacer turismo unos días al año. A ver por dónde cortamos.

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