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CAMBIOS

JESÚS REINA

Miércoles, 10 de octubre 2018, 10:12

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Desde hace muchos años, viviendo a caballo entre Dénia y Barcelona, he visto evolucionar simultáneamente a ambas ciudades, llamándome la atención el conservadurismo de la capital de la Marina frente al atrevimiento de la Ciudad Condal, constatando la aceptación social ante las transformaciones urbanas. La priorización del peatón en las calles de Barcelona es más que evidente, la incorporación del arbolado viario es otra regla, todo ello en detrimento del número de plazas de estacionamiento, y añadiendo otras medidas como el uso de la bicicleta, o la velocidad variable en los accesos a la ciudad para aplacar los episodios de contaminación.

Esta semana Madrid ha puesto en marcha su nuevo protocolo para mejorar la calidad del aire, identificando un quinto escenario correspondiente al nivel de alerta definido por la UE, y en el que únicamente se permitirá la entrada a la ciudad de vehículos Cero y Eco, es decir, eléctricos e híbridos. Si algo ha dejado claro Europa, es que hay que sacar los coches de las ciudades y apostar por el transporte público, teniendo como consecuencia no sólo la mejora de la atmósfera urbana, sino también el cambio de su paisaje y movilidad.

Es obvio que los problemas ambientales de las grandes capitales no son asimilables a la de ciudades y pueblos como los de la Marina Alta pero, a mi entender, no nos separa tanto la escala como el tiempo, porque finalmente muchos de esos cambios también llegarán aquí.

Me parece ridículo no asumir que el primer paso hacia el progreso lo conseguiremos con un planeamiento consensuado, estableciendo premisas económicas de sostenibilidad, así como con un equilibrio urbano diseñado con medidas funcionales y correctoras, tanto con soluciones estructurales de comunicación e integración puerto-ciudad, como con una ambiciosa previsión de infraestructura verde. Asumamos la realidad, nuestra generación no diseñará el futuro, pero tenemos la obligación de amortiguar los errores del pasado, de hecho, somos la última oportunidad.

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