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Urgente Mueren una mujer y un hombre en Asturias arrastrados por el oleaje

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Hay que hablar primero del qué y luego del quién. La frase tan oída cada vez que se habla de constituir un nuevo Consell es una cortina de humo para distraernos del verdadero objetivo. Asegurar que dos partidos que están gobernando juntos desde hace nada menos que cuatro años tengan que hablar a estas alturas de las políticas que harán en común es tomarnos por ignorantes. Nadie llega neófito ni bisoño a la nueva negociación. Lo importante es como siempre 'el quién'. El tono utilizado por el portavoz de Compromís con el PSPV, delata la incomodidad que hay en el entorno de Oltra con los resultados autonómicos recientes. O no saben o no quieren disimular o están lanzando un órdago a la grande.

Recordemos que los socialistas han ganado cuatro diputados y los nacionalistas han perdido dos. Que Fran Ferri le diga al vencedor que debería «calmarse un poquito» significa precisamente que las 27 actas socialistas, 10 más que Compromís, se les han atragantado hasta hacerse bola. Hasta el Bloc, mayoritario dentro de la coalición, le ha sacado tarjeta a Oltra y le exige más autocrítica y tal vez, menos soberbia. En el negociado de la vice andan tan inquietos que cometen errores que rayan el ridículo como poner en la picota una campaña de publicidad sin mácula ninguna por «fomentar el estereotipo de madre».

¿Es necesario este clima durante una negociación cuando todos sabemos que nadie va a levantarse de la mesa para dejar gobernar a la derecha? Mientras la valeriana corre que se las pela en el Consell, algún bombero asesor ya piensa en cómo apagar el fuego. Se habla de un posible aumento de consellerias hasta doce, con seis para el PSPV, cuatro para Compromís y dos de Podemos. Pero ¿para qué necesitan los ciudadanos dos consellerias más? ¿No hay ya suficientes secretarías, direcciones generales y empresas públicas para contentar a todos?

Si las negociaciones del Botànic empezaron mal, la reedición empieza igual aunque se llame pacte dels tarongers, de la paella o de la horchata con fartons. Con un Compromís que evita reconocer a Puig como president y que confía que un triunfo de Ribó le dará un trozo mayor de la tarta del Consell y un Podemos que se hace de valer aunque no lo conozcan ni sus parientes de Madrid, vamos apañados.

De momento, mañana celebraremos el día de la única imagen religiosa que ha protagonizado un debate en el Congreso. Fue en 1911 cuando el republicano Félix Azzati se atrevió a menospreciar la fe por la Virgen de los Desamparados al decir que no tenía tantos seguidores como se aseguraba. El pueblo valenciano se tiró a las calles en desagravio dando lugar al Trasllat multitudinario que mañana volveremos a vivir más de un siglo después. La Mare de Déu fue la única que ganó por absoluta mayoría entre sus ciudadanos. Es lo que tiene cuando se habla desde el corazón. Igual aprendemos.

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