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BANALIDAD DEL MAL

JOSÉ-ANTONIO BURRIEL

Miércoles, 2 de octubre 2019, 07:55

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Rinconete y Cortadillo, el Patio de Monipodio, Miguel de Cervantes... ¡Una novela ejemplar para no olvidar en el mundo en que estamos viviendo! Personajes de poca monta que acuden a la protección de Monipodio, el jefe mafioso de aquellos lugares y aquellos tiempos. Pequeños robos y fraudes y... benevolencia, por decirlo de alguno modo, de la sociedad que domina, de la sociedad que es corrupta y sabe cubrir sus delitos en la delincuencia de los más desgraciados, de la 'escoria'. Salvados los tiempos, estamos casi en la misma situacion. Hemos creado la marabunta de las redes sociales y a ellas acuden los 'poderosos' para empalidecer o desdibujar sus fechorías. Y casi siempre al amparo de lo que se lleva, de que es ya costumbre, de las conductas consideradas 'normales'.

Hanna Arendt ya puso la puntilla en este modo de enmascarar la maldad: «la banalidad del mal». Es decir, yo no hago otra cosa que actuar de acuerdo con lo que se lleva, con lo que se considera correcto, con lo previsto por las leyes. Yo no me paro a pensar si he hecho mal o bien. Y si se me acusa de haber actuado mal...¡no es para tanto, es conducta normalizada! Es decir, no soy malo, tan solo moldeado o robotizado por las redes sociales, por la patulea del anonimato. Y cuando en los programas televisivos se comenta el hecho, se acude a explicar la razones a elementos piscologicos, a desvaríos de la mente. No digo yo que los elementos psicológicos no tengan que ver con esta o aquella conducta, pero si echo de menos que no se afirme con contundencia que esa conducta es expresión de maldad. Es decir, la maldad vive entre nosotros.

Que un menor de 16 años asesine a su hijo recién nacido arrojándolo al rio... ¡es maldad! Después habrá que estudiar cómo reinsertar al asesino. Que dos alumnas menores de 18 años den una paliza a una compañera ante la protección de otros compañeros... ¡es maldad! Y ninguna de las dos conductas deben de ser banalizadas en el consabido recurso de la banalización del mal al que se acude en las redes sociales.

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