Este inicio de temporada, y a pesar de la climatología adversa que no cesa, está dando la impresión de que las gentes del toro, aficionados ... incluidos, están tan gozosos de que la actividad esté recuperando su velocidad de crucero, que se están olvidando de que la amenaza de los que quieren exterminar la fiesta brava sigue ganando terreno. Que Colombia, potencia taurina de gran valor artístico y ganadero, está a punto de claudicar ante los populistas que han llegado al poder, es un ejemplo. Que aquí, mucho más cerca, sólo unas cuantas autonomías de PSOE y PP se están pronunciando en contra de la ley de bienestar animal de Podemos y sus socios y exigen a Pedro Sánchez que se moje, que piense en el daño que produciría a las gentes del campo si esa ley prosperara, es otro motivo mas para la inquietud.
Por ello convendría no bajar la guardia y seguir metiendo el hombro a través de la Fundación del Toro de Lidia, de las organizaciones empresariales y de las federaciones de peñas, para frenar el desafuero, uno más, que supone la actitud adoptada, entre otros, por la alcaldesa socialista de Gijón, Ana González. Como se recordará, la regidora asturiana decidió suprimir los toros porque dos ejemplares lidiados en el coso de El Bibio la pasada temporada, estaban reseñados con los nombres de Feminista y Nigeriano. Todo un ejemplo de la demagogia, y tambien de la ignorancia de lo que se traen entre manos, de estos políticos de pensamiento único.
Esta semana, y hasta mediados de junio, la tauromaquia alcanza uno de sus momentos más álgidos de la temporada con la celebración de las ferias de Abril y San Isidro, al desfilar por sus palenques lo más florido del escalafón de espadas y ganaderías. Bueno sería aprovechar su gran atracción artística para pedir/convencer a los grandes grupos de comunicación que abandonen la tibieza y se alineen con la razón, la cultura, y la tradición que tantos beneficios les reportó no hace mucho. Hay que trabajárselo.
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