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Autopistas de pago

VICENTE LLADRÓ

Domingo, 4 de noviembre 2018, 10:44

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Nos las prometíamos muy felices: a final de 2019, la autopista AP-7 quedará libre, se acabará la concesión actual y por fin se podrá circular por esta vía sin tener que pagar. Pero no lo tengan tan claro. El ministro de Fomento, el valenciano José Luis Ábalos, ha sembrado inesperadas dudas. Primero dejó caer que no está eso tan seguro, lo que vino acompañado de la abstención de su partido en el Congreso, al votarse la proposición de gratuidad, que fue aprobada con los votos de los demás, pero eso tampoco acredita que se vaya a cumplir así. De modo que se abrió la caja de los truenos y desde Compromís le han dicho al ministro de todo: que priman poderosos intereses, que no han ayudado a aupar al PSOE al Gobierno, y a él mismo al ministerio, para que ahora venga con éstas, cuando todo estaba más que previsto... Así que el señor Ábalos ha tenido que improvisar sobre la marcha, anunciando que será gratuita para los vecinos, lo que añade mayor confusión. Porque ¿quién y cómo puede acreditarse como vecino de una autopista? De una calle, sí, de un pueblo, de un barrio, pero ¿de una autopista? No tiene sentido, ni creemos que hubiera manera de plasmar con certeza esta peculiar discriminación. A todo esto, no es la primera vez que sucede. La concesión inicial con Aumar era para 27 años, hasta 1998, pero este plazo fue alargado a 48 mediante sucesivas prórrogas pactadas con gobiernos de UCD, PSOE y PP. La última de ellas fue negociada por Zaplana en 1997, cuando era presidente de la Generalitat Valenciana. Estaba próximo el fin del plazo, se hablaba con insistencia de la cercanía de la gratuidad, cuando surgió la sorprendente prórroga a cambio de un enlace con Terra Mítica y de rebajar algo las tarifas. Teniendo en cuenta que las grandes constructoras proponen ahora peajes a la entrada de las ciudades, cabe esperar de todo.

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