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damián torres
La autoestima de los valencianos

La autoestima de los valencianos

ALEJANDRO AGUSTÍN NOGUÉS ABOGADO

Martes, 8 de octubre 2019, 09:18

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Por autoestima podríamos entender coloquialmente el aprecio que tiene una persona o pueblo de sí mismo por aquello que define su carácter o personalidad. En nuestra Comunidad Valenciana, la autoestima ha tenido que ver con la corrupción de gobiernos anteriores, y tiene que ver, entre otras causas también, con la lengua, por la que se padece un proceso de alienación cuando se trata de imponer como propia la que es ajena, produciéndose al mismo tiempo, la enajenación de la que le es propia. El expansionismo catalanista en Valencia tuvo su punto álgido en los años 60 del siglo pasado en la Universidad de Valencia, con unos profesores y políticos que rehuyendo la denominación de Llengua Valenciana, fomentaron y tratan de imponer el catalán aunque para ello incurran en una cierta falta de coraje al esconderse en denominaciones elusivas como «la nostra llengua», «la llengua propia», etc.

Esto lógicamente afecta a la identidad de los que habitamos el territorio del histórico Reino de Valencia, afectándonos en nuestra propia estima y consideración, pues nos discriminan por lo que somos, para imponernos lo que son otros con la maniobra psicológica de despreciar u odiar lo propio y apreciar o amar lo ajeno.

Ya sabemos que para el nacionalismo catalán la lengua define y constituye su esencia nacional y la excluyente identidad de los que la hablan, por lo que vienen trabajando en estas últimas décadas en potenciar y extender su lengua catalana en nuestra comunidad lingüística bilingüe suponiendo una evidente intromisión. La estrategia es sencilla, dicen que los valencianos hablamos catalán, luego somos catalanes, por lo que cabe decir que si no hablamos catalán sino la lengua valenciana y castellana, somos valencianos. El esquema que emplean es mixtificador y ramplón.

Joan Fuster, el epígono de los catalanistas valencianos, nos planteó un falso dilema con respecto a nuestra identidad: «o somos provincianos o catalanes». Lo de provincianos lógicamente tenía una carga peyorativa y lo de catalanes otra meliorativa. El «fulano de Sueca» nos gravó con ciertas cargas psicológicas, negativas, por supuesto, como: «ambigüedad», «ni carne ni pescado», «pasividad confusa», «pueblo anómalo», «una mezcla de localismo inútil y de conformidad provinciana» (de 'Nosaltres, els valencians'). En fin, ya comprenderán ustedes el daño que ha hecho y sigue haciendo a la identidad y autoestima de los valencianos. Nos creó un problema inexistente para imponernos su solución catalana. (Espero no haber ofendido a nadie con la expresión «fulano de Sueca» ya que no es un insulto pues el copyright es del definido. Para su información la cita completa es: «Yo soy un modesto fulano de Sueca que habla catalán y que se siente nacionalmente catalán». Dos y Dos, Valencia, 4-11 mayo 1977).

Un ejemplo, hay más, que perjudica nuestra autoestima es el de una entrevista (Levante 15.12.2018 pág. 51) a Joandomènec Ros, Presidente del Instituto de Estudios Catalanes (IEC), en la que afirmaba que el IEC «tiene autoridad en todos los territorios de lengua y cultura catalanas...» pero que al existir la Academia Valenciana de la Lengua (AVL), se «crea una incongruencia» que se ha resuelto «en buena medida con unos acuerdos informales y discretos...estamos andando con pies de plomo con la AVL en cuestiones de lengua, hablando discretamente». (Se debe referir a la misma discreción que tuvieron Zaplana y Pujol que en secreto pactaron en Reus, la unidad de la lengua catalana con la creación de la AVL, a cambio del apoyo de Convergència i Unió a la investidura de Aznar como Presidente en 1996. La reunión la reveló Pujol y la negó Zaplana. ¡Qué cosas!). Termina la entrevista declarándose independentista y ratificando su opinión de que «el bilingüismo mata».

Pues bien esa falsa condescendencia de la que la AVL es destinataria, esa tutela que tratan de ejercer o ejercen sobre la misma, esa declarada falta de transparencia al tratar algunos temas, transmiten una cierta e infundada superioridad con la que crean la subordinación a la que aparentemente la AVL acepta ser sometida, pues no se presume coordinación al no haber una relación de igualdad que sería opuesta a su autoconcedida autoridad lingüística en los que ellos llaman «territorios de lengua y cultura catalanas».

¿Por qué el Presidente de la AVL no ha defendido su Academia, el Estatuto de Autonomía y la Ley que creó la AVL, frente a las faltas de respeto del IEC que te quiere subordinado a su autoridad falsa, ilegítima y antidemocrática?

Otro ejemplo que les brindo es muy reciente, fue la Resolución del pasado día 25 de septiembre de 2019 de las Cortes Catalanas aprobando «el derecho a la autodeterminación de los països catalans», entidad inexistente pero que algunos a fuerza de renombrarla incansablemente aspiran a crear la ficción de su existencia. La autoestima de los valencianos y, desde luego, la legislación valenciana que todos estamos obligados a cumplir, exige por parte del Presidente de las Cortes Valencianas, rechazar esa injerencia y la falta de respeto a nuestra autonomía que supone que las Cortes Catalanas nos incorporen a un ámbito político de ficción, que no es propio y que está pergeñado a mayor gloria de la Gran Cataluña y de los nacionalistas catalanes, que, como saben ustedes, son menos que el resto de los catalanes.

Querido lector, nadie con una dosis razonable de autoestima colectiva puede cuestionar el respeto y consideración que nos merecemos los valencianos, y, que reafirmaría nuestra personalidad aportando energía, iniciativa y seguridad en el desempeño de nuestras actividades en beneficio de la lengua valenciana, la cultura, la educación, la ciencia, las artes y la prosperidad de todos los que viviendo en la Comunidad Valenciana, en valenciano y en castellano, nos sentimos y somos propiamente valencianos.

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