Atrapado en las redes
El afán de hallar amor o una aventura no debería nublarnos el sentido común para ser precavidos
VICENTE GARRIDO
Viernes, 18 de octubre 2019, 07:55
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VICENTE GARRIDO
Viernes, 18 de octubre 2019, 07:55
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Las redes sociales contribuyen de manera poderosa a que los psicópatas asomen su cabeza por internet de un modo impensable antes del advenimiento de la edad digital. Hace poco publicaba LAS PROVINCIAS un interesante reportaje acerca de una mujer que había accedido a esperar, con los ojos vendados y en ropa interior, la llegada de un amante anónimo que había conocido en Badoo. En la vista del caso que se celebró en la Audiencia de Mallorca, la víctima explicó que una vez que «comenzó a tocarle el sexo con los dedos y la lengua», ella se quitó la venda; para su espanto, el que estaba a su lado no era el de la foto, así que lo echó de casa. Pero faltaba el chantaje: 'Le dijo que la había grabado con cámara escondida y que divulgaría el vídeo si ella no terminaba «lo que habían comenzado». Ella aceptó. Durante el encuentro sexual, ella «lloraba y decía que parara»'.
Si navegan un rato por Google descubrirán casos parecidos en todo el mundo. Mujeres en Australia que acceden a encuentros por Tinder para descubrir que el hombre venía acompañado por otros y que entre todos la agredieron sexualmente; algo parecido pasó el pasado mes de agosto en Bilbao; mujeres en Estados Unidos que resultan asesinadas en citas concertadas por redes sociales. Una mujer que utiliza el servicio de Blablacar para desplazarse de Moscú a otra ciudad y, cuando esperaba compartir el viaje con tres personas más, se encuentra con que todas esas plazas habían sido contratadas mediante un perfil falso por un exmilitar que, aprovechando la soledad de la mujer, la violó y posteriormente asesinó. En España, hace también unas pocas semanas, una mujer relató su calvario al haber utilizado este mismo servicio, y verse expuesta durante todo el viaje a comentarios amenazantes y vejatorios de sus compañeros de viaje...
Las redes sociales ofrecen muchas ventajas a los psicópatas. El anonimato bajo el que enmascarar su nombre o intenciones auténticas es la más ovia. Pero hay otras: entrando en los foros adecuados, el depredador tiene acceso a una muestra amplia de posibles víctimas sin apenas invertir ningún coste en términos de tiempo, gasto económico o exponerse ante la detención. Lo que con anterioridad hubiera exigido dedicar un esfuerzo personal en seleccionar a una persona, seguirla y luego intentar engañarla para que accediera a sus pretensiones para poder crear una situación de clara ventaja para el ataque, en la actualidad todo ese proceso puede realizarse desde su escritorio. Ya hace tiempo que hemos puesto la alarma ante los delincuentes sexuales que acceden a niños y adolescentes fingiendo ser otra persona, pero ahora el ciberespacio se ceba también en los adultos. Hay veces que todo es imprevisible (los asaltos en Blablacar), pero en otras el afán de hallar amor o una aventura no debería nublarnos el sentido común para ser precavidos.
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