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El grave problema de Ford ha llegado con la campaña electoral; la Generalitat ha dado 54 millones a ese núcleo industrial

F. P. PUCHE

Martes, 26 de marzo 2019, 08:04

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Cuando en 2012 Ford Europa decidió concentrar en Almussafes la producción de los modelos Mondeo, S-Max y Galaxy, las autoridades políticas y económicas valencianas celebraron la noticia con alborozo. Porque era, además de una garantía de estabilidad laboral a largo plazo, un espaldarazo a los valores de calidad y competitividad que, desde 1976, se han venido forjando en ese gran polígono industrial vecino a la Albufera.

En la ciudad belga de Genk, sin embargo, la noticia sentó como un tiro: 4.300 trabajadores de la planta de Ford quedaron condenados al paro. Porque el sistema de reparto de encargos y proyectos, en Ford y en todas las grandes marcas mundiales del automóvil, es tan primario como despiadado: las plantas de ensamblaje compiten entre sí, como si fueran hijas de distinto padre, en busca de proyectos y trabajo.

Desde 2011, Ford ha hecho en Almussafes inversiones muy importantes, superiores a los 2.300 millones de euros. Pero esas cifras no han servido para mitigar las decisiones que desde el pasado otoño se temían: la desviación del montaje de un modelo de furgoneta muy popular, la Transit Connect, que va a abandonar Valencia para llegar como agua bendita a Hermosillo, la capital del estado mejicano de Sonora, distante solo 286 kilómetros de la frontera con Arizona.

Desde el año 2007, Ford España, que tiene su razón social en Madrid, donde tributa, ha recibido un total de 214 millones de euros de los presupuestos públicos. Viene a ser algo más del 9 % de sus recientes inversiones. En esta legislatura, el gobierno del Botànic ha destinado 54 millones a sustentar proyectos de investigación y desarrollo técnico que vienen a mejorar el trabajo no ya de Ford sino de las empresas que le suministran piezas. Doce mil de los cien mil operarios que en toda España se benefician de la presencia de Ford, ven más seguro su empleo gracias a estos «riegos de mantenimiento» que siempre, desde el primer día, tienen con la mosca tras la oreja a los altos funcionarios europeos que se ocupan de asuntos de competencia.

Pero es ahora, precisamente en el inicio de la campaña electoral, cuando Ford, sin miramiento alguno hacia el calendario político, acaba de hacer anuncios preocupantes para una factoría, la valenciana, que a falta de 40.000 furgonetas en su cadena de montaje -el 35 % de las que consume Estados Unidos- va a tener que revisar su listas de empleados... a menos que le lleguen cuanto antes nuevos encargos. Si el desvío de planes de fabricación a Méjico se está atribuyendo a los pactos comerciales que Donald Trump ha establecido con sus vecinos del sur, los problemas que tiene la Ford en Francia y en Alemania, con la secuela de miles de despidos, son atribuibles al Brexit.

Nota.- Estos apuntes, a modo de resumen o 'chuleta', me los he preparado para autoconsumo. Esperaba que Isabel Bonig o Toni Cantó abordaran el asunto en sus mítines, pero veo que no. Están con lo del catalán.

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