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MI AMIGO PABLO

DESDE EL MIRADOR ·

KIKE MATEU

Miércoles, 28 de febrero 2018, 15:14

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Marcelino es un tipo familiar. Implacable en el trabajo pero sencillo en el trato directo y amigo de sus amigos. Valores que no cotizan al alza en esta sociedad de intereses y egoísmos pero que yo valoro más que cualquier otra cosa. Y, supongo que como yo haría, trata de rodearse de gente de su absoluta confianza. Gente en la que pueda confiar y en consecuencia delegar. Y más en un fútbol cada día más profesionalizado en el que hay que controlar hasta el detalle más nimio. Es por eso que no acabo de entender el debate que el propio Marcelino ha creado en torno a la llegada de Pablo Fernández Longoria. Todos los periodistas de esta ciudad sabemos que Longoria lleva tropecientos años colaborando (quiero utilizar verbos no sospechosos para Marce) con el técnico del Valencia. Y no pasa nada. Decir que nunca han trabajado juntos en un mismo club es hacer trampas al solitario porque será verdad pero es un uso lingüístico para tratar de ocultar la realidad. Y ahí es donde no entiendo nada. Que Marcelino manda mucho en el Valencia lo sabemos todos. Que Mateu Alemany es el otro que manda mucho en la parcela deportiva también. Pero que me caiga un rayo encima si Longoria y el doctor Maestro trabajarían para el Valencia CF si Marcelino no fuera el entrenador. Vamos, que no somos tontos. Y, como no somos tontos, no pasa absolutamente nada porque Marcelino reconozca públicamente que está rodeándose de personas de su plena confianza para hacer mejor su trabajo. Y lo está haciendo con el obligado beneplácito de Alemany. Tan fácil como evidente. Y desmarcarse de esa realidad es absurdo y sólo provoca confusión en torno a un técnico cuya credibilidad nadie pone en duda. Yo tengo más claro que el agua que Marcelino es un gran profesional y no solo gran técnico. Y, como tal, tratará de rodearse lo mejor posible para hacer excelso su trabajo; que es hacer ganar muchos partidos al club que le paga. Y, si Mateu Alemany está de acuerdo intentará rodearse de los mejores médicos o secretarios técnicos. Y, si es posible, serán además sus amigos. Porque además de hacer bien el trabajo para el VCF podrá confiar en ellos. Y esto es vital para conseguir un rendimiento máximo de un equipo de trabajo. ¿Pero tan difícil de entender es esto? Yo lo veo clarísimo, quizá porque procuro hacer lo mismo en mi trabajo. Pero lo que yo no haría es esconder una realidad tan entendible. Y eso es lo extraño de Marcelino; no reconocer que Maestro o Longoria vienen de su mano, con el visto bueno de Alemany, para mejorar todos los procesos de su equipo. Quizá haya que explicarle a Marcelino que nos parece lógico y normal. Porque, ahora mismo, nadie duda de su buen criterio. Que, al contrario que Nuno, vela por el Valencia. Porque, en su día, el temible portugués también mandaba, pero utilizaba ese poder para ser el apéndice de su agente y foguear -a costa del club- a sus estrellas Aderlan o Filipe Augusto.

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