Borrar
Urgente Supermercados abiertos este Viernes Santo en Valencia: Horarios especiales

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

No me creí a Mateo Alemany en su última rueda de prensa. Me niego a aceptar que compre el discurso del presidente del Valencia, Anil Murthy. No acepto que sea capaz de transigir con la decisión de nombrar al de los zurullos de rinoceronte como nuevo supervisor de la Academia del Valencia CF. Alemany tiene tantos kilómetros recorridos que es capaz de situarse en el punto exacto para no verse salpicado por la ignorancia de Meriton. Alemany me decepcionó y se mostró cómplice de las torpezas de Murthy. No me lo esperaba. Alemany es el más inteligente de la casa aunque reconozco que no sé cuáles son sus verdaderas atribuciones. Murthy es otra cosa. Enseguida se le ve el cartón. El director general, con esa habilidad que le caracteriza, siempre ha sabido surfear en las mareas. Salió vivo y reforzado tras aquel comunicado de los falsos aficionados, no se ha quemado hasta ahora en debates como Porxinos y el nuevo Mestalla y la Champions de la última temporada justificó con creces su contratación. Fue capaz de multiplicar los panes y los peces en una plantilla condenada. «Mateu sale muy debilitado de la rueda de prensa. No me gustó nada», me dijo un amigo vía mensaje al día siguiente de la comparecencia. Coincido, especialmente porque el autor de la reflexión es una persona sensata y serena, e incondicional de la labor de Alemany hasta la decepción del jueves. No entiendo que el director general diera luz verde al nombramiento de Sean Bain. Y me consta que el ejecutivo balear pidió que no se tomara esa decisión. Murthy ejecuta por encima de todas las cosas y ensancha la brecha con el director general. Durante la rueda de prensa del pasado jueves, el directivo ganó tiempo con la venta de las parcelas de Mestalla para ocultar que nadie está dispuesto a pagar lo que pide el Valencia. Sobre Porxinos clamó un acuerdo porque sabe que el proceso judicial lo tiene perdido y el nuevo estadio se ha quedado en una maqueta de dibujos animados. El Valencia está enfermo por un estado deportivo febril pero puede entrar en un coma profundo si no soluciona el apartado económico. La auditoria no engaña y hay 500 millones de euros de deuda. Una realidad que tapa las mentiras de Murthy. El pasado jueves fue la primera vez que Alemany se identificó más de lo necesario con la propiedad. El Valencia vuelve a parecerse demasiado al de hace dos temporadas. No sé si la presencia en Valencia del balear es una estación de paso. Mateo Alemany puede disimular pero su credibilidad es a lo que se agarra parte del valencianismo para creer que hay esperanza. Alemany nunca debe ser cómplice de Meriton, que ha dejado en punto muerto este proyecto.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios